Amigos de la Fiesta Brava, mucho gusto en saludarlos. Flota en el ambiente taurino un raro sentimiento de incertidumbre ante la actual situación de la torería mexicana con relación a la Fiesta de los Toros europea pues a diferencia de otros años, de 2014 para atrás, la “fiebre” por nuestros toreros aparentemente se ha visto disminuida, lo cual es preocupante.

Al respecto, surgen muchas preguntas: ¿Se acabó el encanto? ¿Influyó el cambio de empresa en Madrid? ¿La situación económica ya no es la misma? O ¿el interés por otros toreros no europeos ha eclipsado el que había por los diestros mexicanos? ¿Cuál será la realidad? No atinamos a saberlo.

En algún momento, no hace mucho, se comentaba que la falta de atención por los espadas de nuestro país no se debía ni a los toreros, ni a los ganaderos y ni a los aficionados sino que eran los empresarios quienes no se sentían atraídos por alguno u otro diestro de la República Mexicana.

Se podría hablar prácticamente de una década reciente en la que los toreros mexicanos le llenaban el “ojo” a los montadores del espectáculo taurino en España, Francia y Portugal, es decir, que de 2005 a 2016, se podía ver año con año a un importante número de espadas mexicanos, entre matadores de toros y novilleros, haciendo temporada, pero tal parece que esa intención, ese propósito ya se ha ido diluyendo, al parecer, tanto por el lado de los toreros como por el de los organizadores de ferias y temporadas en la Europa taurina.

Todo lo anterior viene a colación por el panorama que se avecina, tomando en cuenta que en la actual campaña 2017 sólo se ha sabido de actividad de un sólo matador de toros, Joselito Adame, en Sevilla, Madrid y Saint Vincent de Tyrosse, Francia; de los novilleros Leo Valadez, en Sevilla y Madrid, Luis Manuel Castellanos, quien recientemente hiciera su debut con caballos en España, en la toledana Navalucillos, de Arturo Gilio Quintero, quien está por hacer lo propio también en plazas ibéricas, concretamente en el coso sevillano de Cantillana y José María Pastor, quien está en busca de Madrid, además de los novilleros sin caballos Héctor Gutiérrez, Miguel Aguilar, Juan Pedro Llaguno y Alejandro Adame, quienes siguen con su ardua preparación en territorio de la Península Ibérica.

Vienen ahora meses, junio y julio, en los que varios toreros nacionales aprovechan para viajar a Europa a hacerse ropa de torear, buscar algún tentadero y si por ahí surge algún compromiso formal pues bienvenido sea pero lo que si preocupa es que ya no existe alguna planeación de cara a la temporada europea.

En fin, ojalá y este lapso en el que evidentemente no se ha dado la actividad torera mexicana sea simplemente pasajero y que para las temporadas hispanas que vengan se recupere ese interés por los diestros mexicanos, a quienes les recuerdo que “cuando la inteligencia humana y la irracional belleza animal se conjugan en la arena ¡surge el toreo! Arte y bravura en escena”.