POR CARLOS ALEXIS RIVERA

Al igual que España, Portugal, Francia y el resto de los países taurinos del mundo, Venezuela no escapa de los catastróficos embates que ha generado la pandemia del Coronavirus o Covid-19, como también es conocida la peste que azota al planeta en este 2020, un año que nació con muchas dificultades y hoy día en ya en el Ecuador de sus meses, sigue atado a un respirador artificial esperando con mucha paciencia volver prontamente a la normalidad.
La pandemia ha llegado con pisadas de gigante, aplastándolo todo a su paso, y Venezuela, no escapa de quedar marcada con una huella tan profunda que ha afectado todos los niveles productivos del país, tanto puede ser real la situación, que la Feria de Tovar de este año tiene un manto de neblina muy espeso en el firmamento que el viento no ayuda a despejar y por tanto no se puede ver con claridad si en septiembre próximo tengamos actividad en el hermoso coliseo de esta jurisdicción andina arrullada por el correr de las aguas del Mocotíes.
En el caso de San Cristóbal y Mérida, las ferias de San Sebastián y El Sol respectivamente por tener fechas hacia comienzos del 2021, existe una relativa calma, sin embargo, sobre el tema no se oye ni se dice nada, diferente a la incertidumbre, el silencio al respecto con seguridad obedece a que todo lo ha frenado el Covid-19, con su apocalíptico paso por esta nación, ya resentida por otras dolencias de carácter financiero y social que le agregan dificultades a la vida taurina nacional y a la cotidianidad del venezolano.
A esto se suma, que la fiesta brava en Venezuela consigue en su tambaleante caminar, muchos obstáculos; algunos de ellos puestos en la tortuosa vía por los antitaurinos y animalistas, y otros tantos son dejados allí como quien no quiere la cosa, por los llamados amigos de la fiesta brava, unos en defensa y otros por intereses oscuros, en ambos casos lo cierto es que dañan el caminar, haciendo el sendero cada vez más difícil de lo que ya ha sido en los últimos años.
Los más positivos siempre esperaremos a que como ave fénix la fiesta brava en Venezuela y el mundo resurja de las cenizas, abra sus alas y levante su vuelo, pues la tauromaquia no son sólo toros y toreros; en este mundo lleno de magia y mucho arte tienen su sustento muchas personas que hoy padecen una recesión económica muy severa, afectando sus finanzas y por consiguiente su vida.