Nuestro colega y amigo Emilio Méndez nos comparte la interesante charla que tuvo con el maestro del toreo, el alicantino Luis Francisco Esplá, quien desde su retiro del profesionalismo taurino le hizo respondió a temas de interés. Este es el material. 

Hace algunos días recordábamos aquella gran tarde en Las Ventas de Madrid, mejor conocida como “La Corrida del Siglo”. Fue el 1 de junio de 1982 cuando se lidió un destacado encierro de Victorino Martín en la que el ganadero compartió la salida en hombros con los matadores Ruiz Miguel, José Luis Palomar y el alicantino Luis Francisco Esplá, a quien 39 años después nos encontramos en México, en la ganadería de los Sucesores de Teófilo Gómez, en la localidad queretana de San Juan del Río, donde tuvimos la fortuna de conversar con el maestro, quien venía acompañando a su hijo Alejandro, integrante del cartel para el festival taurino que inauguró el Cortijo “Valente Arellano” en el rancho El Pedrero, propiedad de Adolfo Guzmán y familia el pasado sábado 19 de junio. 

Sin duda, se ha tratado de un diálogo con muchos matices con el maestro Esplá: “Me siento feliz porque además he cambiado de aires y esto es bueno ¿no? Respirar el aire del ambiente taurino mexicano que, por cierto, yo no he sido un torero que haya hecho temporada, ni nada de eso, pero eso no quiere decir que no valore México y todo este ambiente y luego rodeándose de buena gente y eso no se da todos los días”, dijo el alicantino. 

NO HACER TEMPORADA EN MÉXICO 

“Fue una cuestión que me planteé desde el principio y era por la temporada americana o disfrutar de mis hijos, entonces acababa de tenerlos, eran pequeños y opté por lo segundo. Renuncié a las temporadas americanas porque quería ver crecer a mis hijos, quería disfrutar de ellos, me ha faltado y lo he dicho siempre y lo he reconocido, me ha faltado, el tirar de figura del toreo, porque eso no lo hace una figura del toreo, pero si lo hace un ser humano, que no tiene más que una vida, no tiene siete u ocho años como un gato y cuando quieres y llegas a los 60 años, que son los que tengo ahora, no decir, qué he hecho con mi vida, qué he hecho con mis hijos, qué he hecho con esa relación tan importante como lo es la familia, lo sacrifique. Arrepentido, no, pero nostálgico sí, mucho”. 

TOREO DE CAPA A LA MEXICANA Y SUS TOREROS 

“De los pocos viajes que he hecho a México, tuve la fortuna de conocer a David Liceaga, al padre y al hijo por supuesto y creo que esa ha sido una de las semanas más provechosas que he pasado, por que íbamos todas las tardes a entrenar de salón a la casa de don David y me enseñó muchísimas cosas y aprendí muchísimas cosas, además yo era y sigo siendo un obsesionado de la variedad con el capote y en esto México ha sido la supremacía, la ha tenido siempre en los tercios de capa y luego he compartido muchas tardes con toreros mexicanos en España como ‘Armillita’, Arruza, con Mejía, con infinidad de toreros como ‘Zotoluco’. Yo siempre me he sentido vinculado a México y sobre todo he sido un admirador del toreo de capa mexicano y voy a decir algo que siempre he comentado, ‘Morante’ y yo descubrimos a Gaona tarde y somos los dos gaonistas a tope, unos enfermos de Gaona. Yo tuve la suerte de compartir unas películas en casa de Solórzano -padre-, tenía una filmoteca extraordinaria y pude ver a Gaona en plenitud, lo pude ver con las técnicas de 20 años de diferencia con respecto a España, la situación de México, la proximidad con Estados Unidos, capacitó a los fotógrafos y a los filmógrafos de unas máquinas que a España tardaron 20 o 30 años en llegar y a las imágenes que corresponden, con unas lentes que daban una depurada definición y quede impregnado de las pocas cositas que había de Gaona, quien era la suprema elegancia. Joselito remataba las series y salía saltando, yo no he visto saltar a Gaona nunca, salía andando y con una elegancia y, coincidimos Morante y yo, que es una de las cosas que a mí me han fascinado, el haber conocido, aunque sea a última hora, al Monstruo de México”. 

CONCEPTO DEL TOREO ACTUAL 

“La jodida globalización. Esto hace años que lo venimos viviendo. Ese flujo de México a España y de España a México ha ido contaminando de alguna forma las fórmulas y entonces hay toreros que se quedan a medio camino, ni terminan de consagrar el concepto mexicano, ni terminan de consagrar el concepto español, yo creo que ha sido un problema de complejos, tanto de los toreros que iban a España, que querían imponer de alguna forma el criterio español y viceversa y nos desautorizábamos mutuamente ¿no? Ahora estamos viviendo una época qué, a mí, me parece muy bonita porque vuelve a haber en el público eclecticismo en el sentido de que son capaces de abrazar cualquier forma del toreo, vuelven a haber muchos toreros diferentes, vuelve a haber diferencia en eso, pero al final siempre están condicionados por el toro, hay un toro que se ha universalizado, hoy el toro mexicano se parece menos al de hace 40 años y el toro español no se parece nada al de hace 40 años y al final si todos trabajan con el mismo material, es obvio que pueda haber ese mestizaje que se produce, que es muy bueno a nivel de raza, pero que creo que el mestizaje no es tan bueno en el torero sino que cada uno tiene que hacer o interpretar el toreo de la forma en que lo siente y no tratar de imitar, porque todas las imitaciones al final son burdas”. 

DISFRUTANDO DE MÉXICO Y ACOMPAÑANDO A SU HIJO 

“Vengo a una cosa sin trascendencia, sin responsabilidad, hemos venido a disfrutar, a compartir y como he dicho antes, este clima de amistad, de buena gente, es otra cosa. Cuando tú vives en temporada, pero no solo en México, en España y todo, no estás sereno, hay cierta crispación por las tensiones que no te dejan ver ni disfrutar muchas veces de lo que te va rodeando, de lo que podías disfrutar, ahora es todo lo contrario, vengo sin ningún tipo de responsabilidad a empaparme de todo esto y, sobre todo, a disfrutar aquello que no pude disfrutar por haber sacrificado esos años con mis hijos”. 

MENSAJE DE HERMANDAD 

“Estas cosas demuestran lo que somos los taurinos, este hermanamiento que, a veces, no se da en las plazas, pero se dan paradójicamente fuera de ellas y es la demostración que el taurino es un ser especial y que tiene una sensibilidad especial y un talante especial para hacer frente a la vida, a las circunstancias y a todo lo que le pongan por delante”. 

Foto: Emilio Méndez