MADRID, España. Miércoles 27 de septiembre (Cultoro).- Ovacionados resultaron madrileño y venezolano con una novillada de El Ventorrillo que no embistió; el mexicano Leo Valadez fue silenciado.

Un venezolano, Colombo, está reventando la temporada, la gran sorpresa de Villaseca como es el madrileño Carlos Ochoa y la despedida novilleril de Leo Valadez hicieron el paseíllo en la tercera de la feria de Otoño de Madrid. El encierro de El Ventorrillo era materia prima ganadera para la ocasión.

Ya decidido le echó Jesús Enrique Colombo el capote a la verónica al abreplaza, un animal que sobrepasaba los 500 kilos. Le faltaba carbón al astado en las dos primeras series, proponiendo tandas cortas para no atosigar al astado, al que le faltaba el punto de chispa necesario para conectar. Técnico y firme el torero, se empeñó en sacar agua del pozo seco del animal logrando momentos de conexión con el tendido aislados. Un cañonazo dejó con la espada, tumbando en segundos al novillo. Ovación.

“Cominero” llevaba por nombre el cuarto, de 508 kilos, segundo del lote de Colombo, al que la variedad que le imprimió el venezolano de salida lució al de El Ventorrillo. Banderilleó con solvencia el joven, dejando un par al quiebro de espanto. Hizo por él el de San Román en el inicio muleteril, que comenzó de rodillas pero sin consecuencias al menos aparentes. Se repuso el novillero para proseguir por la mano diestra. Domeñando los terrenos fue el trasteo de Colombo. Se la jugó de verdad en el epílogo con una actitud de novillero importante en su despedida menor de Madrid, arrimándose por joselillinas y quedando a milímetros de los pitones. Marró con el acero en el primer encuentro, echando la cara arriba y pegando gañafones el astado en la suerte suprema. Ovación.

“Cafetero” era el segundo de la tarde, un animal que salió por pies y que entró al capote de Leo Valadez yendo larguísimo, luciéndose el mexicano con un ejemplar siempre a más en su humillación al menos de inicio. No terminó de romper un trasteo que comenzó con el animal dándose una voltereta que lo mermó. No fue hacia arriba la faena, con el novillo sin fuerza y el respetable protestando. No anduvo fino con la espada Valadez antes de ser silenciado.

Fiesta quiso darle al quinto Valadez, un animal que no salió con demasiado brío pero al que le realizó el quite por zapopinas. Seriedad mostró el novillero mexicano, que le aguantó las tarascadas a un animal que soltaba la cara y que nunca tuvo verdad en su tranco. Defectuosa se le fue la espada después de una faena de poder. La espada emborronó su labor. Silencio.

“Tornado” de nombre llevaba el tercero, un novillo de 502 kilos, al que Carlos Ochoa recibió a la verónica y quitó por chicuelinas Colombo. Carlos le corrió la mano con lucidez en las dos primeras series. Intentó colocarse con claridad el madrileño y a pesar de los enganchones el joven intentó conectar arriba. Máxima pureza sin oponente de la que el tendido no se entera. Mató, además, de estoconazo. Palmas.

 “Mosquito” llevaba por nombre un sexto novillo, animal castaño al que Ochoa recibió por verónicas. Excelentes fueron las dos primeras series, enganchando al novillo de principio a final y alargando su viaje al máximo. Dejó un toreo largo y entregado en el final del trasteo, alargando faena. Fue ovacionado.

FICHA: Plaza de toros de Las Ventas. Tercera de la Feria de Otoño. Novillada con picadores. Tres cuartos de entrada. Seis novillos de El Ventorrillo. Jesús Enrique Colombo: Ovación y ovación. El mexicano Leo Valadez: Silencio y silencio. Carlos Ochoa: Palmas y ovación.