Por Juan Carlos Mesa (Burladero.tv)

Dos puertas grandes, con su sabor distinto, pero igual de buscadas, la octava de Pablo y la primera de Lea.

Tarde de rejones en Las Ventas, vigesimosexta del calendario isidril, colofón de una semana que parecía ir a menos tras el exitoso inicio de la primera parte de la feria, con puertas grandes y enormes actuaciones para el recuerdo. Como muy prematuro todo, las dos tardes de Ferrera previas dejaron el ambiente muy frío. Pero respondió el público en masa a la llamada del mano a mano entre el presente del rejoneo, Pablo Hermoso de Mendoza y la número uno del escalafón del rejoneo en los últimos años, la francesa Lea Vicens, futuro del toreo a caballo. De nuevo el Rey Emérito Don Juan Carlos y su hija Doña Elena, disfrutando de su recién estrenada jubilación, no sabíamos que también le gustan los rejones. Bienvenido sea el gusto.

La corrida de El Capea y Carmen Lorenzo fue el hierro elegido. Sin sustancia los dos primeros de un Pablo Hermoso de Mendoza que en los últimos años no conseguía rematar la puerta grande de Madrid y eso, por mucho que seas uno de los más grandes, pues chirriaba. La tuvo en el quinto, de El Capea, un animal con condiciones al que trató el navarro con pausa, sabedor de lo que se jugaba. Acertó con la muerte suprema para delicia del público, del ganadero, de su hermano y de Guillermo, que se fundieron en un sentido abrazo. Aunque a un grande no le hace falta justificarse, nueve años sin salir a hombros en Las Ventas, hicieron dar lo mejor de sí a Pablo Hermoso de Mendoza cual principiante que viene a por todas.

Emotiva fue la puerta grande de Lea Vicens. La primera vez siempre es especial y Lea lleva ya un par de años haciendo méritos para este triunfo. A lomos de Bético, bordó el rejoneo en su primer toro y en el tercero, buena doma y conectando siempre con un público cariñoso siempre con ella. Una puerta grande que a fe que será importante para ella y seguro que la primera de muchas que han de venir en Las Ventas.

Dos puertas grandes, con su sabor distinto, pero igual de buscadas, la octava de Pablo y la primera de Lea.

¿El detallazo de hoy? La sinceridad de las lágrimas de un hijo y el sufrimiento que Guillermo Hermoso de Mendoza padeció en el callejón viendo a su padre triunfar donde él lo hará a no mucho tardar.

Foto: Burladero.tv