Por Juan Carlos Mesa/Burladero.tv

Con la llegada del otoño, a medida que languidecen las tardes  y el paisaje amenaza con teñirse de marrón, la temporada taurina en España apura la recta a final a lomos de la feria de otoño de Madrid y el broche final que suele poner el Pilar y Zaragoza. En unos días tocará hacer balance, empresas, toreros y aficionados echarán la vista atrás, para ver si cuadran o no las cuentas, repasar el escalafón, valorar sensaciones y ver si las expectativas de hace unos meses se han cumplido y el aire fresco ha conseguido quitar el olor a naftalina de algunos carteles.

Algunos profesionales confirmaron lo bueno que apuntaron hace un año, otros llegaron para quedarse sin que se les esperara, otro muchos continúan donde lo dejaron y alguno que se esperaba no llegó. Puede parecer un trabalenguas pero se resume en que “ha habido de todo como en botica”.  Y algún otro de los que están por méritos propios no ha podido, caso de Andrés Roca Rey en busca de una recuperación plena de sus dolencias en las cervicales y que le ha de llevar en volandas a la inminente temporada americana. Como el peruano ya son palabras mayores y aquí como la vida misma el que no corre vuela, el que se avecinaba como el año de Roca Rey se ha convertido en el año de Ureña.

Tras triunfar en Madrid y confirmar laureles en Bilbao, por citar solo dos de las grandes fechas del calendario taurino, viniendo del calvario de la cogida del año pasado en Albacete, pasando por la reciente cornada en Palencia, acercándose a la plenitud artística, a la madurez del tipo humilde que sabe que cada tarde puede ser la última o una nueva oportunidad de seguir aprendiendo, pero nunca será una tarde más. Abanderado del concepto de pureza, sin complejos, afronta la feria de otoño de Madrid y ese mano a mano con Miguel Ángel Perera en la corrida de los tres hierros; «es mi deber como hombre y como torero», manifestaba hace escasas fechas a los compañeros de El Mundo. Es el cartel, el más atractivo de este serial otoñal en Las Ventas. Madrid, su plaza, le espera.

Aunque la vida de profesionales como Ureña cobra sentido a la sombra del animal bravo, sin dudarlo el toreo es de los toreros, ellos mandan. En tiempos en los que las telecomunicaciones hacen posible llevar el espectáculo al último rincón del mundo y la comunicación y marketing taurino se han profesionalizado, la Fiesta Nacional necesita más que nunca a Ureña, que en ausencia de Roca Rey, necesariamente ha de tomar el relevo del tirón mediático. Es su año.

Foto: Mikael Fortes