La tarde de este jueves 13 de diciembre, el alma y el espíritu de un matador de toros, todo honradez dentro y fuera del ruedo, realizó la faena que lo condujo al cielo de los toreros y es que de pronto el coso “San Marcos” de Aguascalientes en una cápsula del tiempo se transportó, por una hora, a aquel 5 de mayo de 1972; eran Fabián Ruiz y el toro “Candilejo”, marcado con el número 49 y con 736 kilos, de la dehesa de La Punta, que se volvían a encontrar en la flotación del tiempo y el espacio. Y así como en aquella ocasión el pundonoroso diestro le cortaba una oreja para salir en hombros, ahora “Candilejo”, ya inmortalizado, se ha llevado a Fabián a ese Olimpo taurino en el que ya juegan y realizan trasteos de ensueño.

La puerta de cuadrillas se abrió y entonces sonó en el tendido el afamado “Cielo Andaluz” para que Fabián hiciera el paseíllo, el último, acompañado de una inmensa cuadrilla compuesta por sus familiares, amigos, toreros, subalternos, entre ellos por cierto, quienes lo acompañaron ese 5 de mayo, el picador Cruz Prado y el banderillero Vicente Esparza; ganaderos, alumnos de la Academia Taurina Municipal de Aguascalientes, aficionados y los cabales de la prensa especializada.

En la puerta de toriles se anunciaba, como aquella vez, a “Candilejo”, con su número y el significativo peso, indicándose igualmente la procedencia del histórico astado. Salió el toro y Fabián lo recibió con el capote mientras en el centro del ruedo su féretro era custodiado, en primera guardia de honor, por su señora esposa, doña María Luisa, sus hijos y sus nietos para continuar las que hicieron subalternos, ganaderos, toreros, periodistas, los alumnos de la academia y autoridades de los gobiernos estatal y municipal.

Entonces, Fabián cubría el segundo tercio con gran ánimo al ver cómo le respondió su gente en este póstumo homenaje, el que continuó con un solemne minuto de silencio a su memoria, seguido se palabras de Luis Obregón Pasillas, director de Desarrollo Económico del municipio, al indicar que el fallecimiento del gran amigo, torero, poeta y compositor Fabián Ruiz, ha sido una gran pérdida para la Fiesta Brava, Hijo Predilecto de Aguascalientes que dio grandes triunfos en tardes de Gloria y que puso en alto el nombre de la tierra que lo vio nacer hace 68 años. Adiós a un gran matador, un gran hombre, un gran esposo, un gran padre, un gran abuelo y un gran ser humano, terminó diciendo el funcionario.

Ya se preparaba entonces Fabián tomando la muleta de la ilusión para iniciar esa faena del alhelí a “Candilejo” cuando su hermano Eleazar leyó un documento poético, escrito por él, de gran sentimiento y que hizo estremecer a toda la concurrencia. También tomaron la palabra de manera emotiva el matador de toros Antonio Urrutia, muy allegado a la familia Ruiz y su hijo del mismo nombre, Fabián, el torero, quien de forma emocionada exaltó la imagen intachable y honrada de cómo se manejó su padre dentro y fuera de la plaza de toros.

Y vino la faena espiritual, la de la eternidad, esa que ya tiene al gran Fabián Ruiz con sus padres, quienes gustosos contemplaban en una flamante barrera de primera fila celestial el trasteo de su hijo a su amigo “Candilejo”, mismo que fue engalanado con las palabras, cual si fuera un pasodoble, que vertió el licenciado Adrián Sánchez al dar pormenores de algunos de los pasajes toreros de Fabián, todo valor y entrega.

Así concluyó la faena don Fabián a ese toro que lo puso en los anales de la historia. ¡Torero! le vitoreaba la concurrencia en su sepelio y lo ovacionaba con calor para que después izaran al torero en su lecho de muerte como si lo llevaran en hombros, adornado todo con un cartel que decía “Hasta Siempre “Matador”, dando de esta manera su última vuelta al ruedo y saliendo por la Puerta Grande y entrando así al reino celestial de los toreros, al tiempo que irrumpían en el ambiente las sentimentales notas musicales de Las Golondrinas.

Cabe señalar que al llegar al coso “San Marcos” el cortejo fúnebre hizo una parada en el patio que lo circunda, justo debajo de la placa que daba fe del XXV aniversario de la proeza de Fabián con el toro “Candilejo” y que ya tenía un crespón de luto.

Más tarde, a las 17:00 horas, en el Templo del Cristo Negro del Encino se llevó a cabo una sentida misa de cuerpo presente y ante una nutrida asistencia, la misma y más que lo acompañó a Fabián Ruiz en todo su póstumo homenaje.

Finalmente, este viernes 15 de diciembre, a las 13:00 horas, en el Panteón Los Ángeles, donde se ubica el Mausoleo Taurino, serán depositados los restos del gran Fabián Ruiz. Descansa en paz amigo y hermano.

Fotos Efrén González