Hasta esta redacción, vía correo electrónico, nos llegó la carta que el señor Eduardo Ramírez Ortiz, preocupado por la situación que se vive en la ciudad de Puebla en contra de la Fiesta de los Toros, le envió a la alcaldesa de la capital angelopolitana, Claudia Rivero Vivanco y al H. Cabildo. Este es el documento:

“Sirva esta vía, para enviarles un cordial saludo, así como para manifestar lo siguiente. Me he enterado a través de la prensa, así como de medios electrónicos, que un grupo de ciudadanos que integran una organización civil han manifestado su interés para que particularmente los animales no sufran de maltrato.

En virtud de lo anterior, proponen que en la bella ciudad de Puebla sean prohibidas las corridas de toros.

Propuesta que usted parece compartir. Según se deduce en su dicho, cuando usted afirma, que no tiene ningún problema en asumir el costo político de tal medida. En lo particular me congratulo que los ciudadanos se organizan y luchen por defender sus ideales.

Pero me gustaría más que se organizarán para luchar por el bienestar de sus semejantes, es decir, sería mucho mejor que en lugar de ser defensor de los derechos de los animales fueran también defensores de los derechos humanos.

Todos los grupos deberían luchar, en el caso concreto, por todas las niñas y niños de Puebla, a efecto de que no les falte el alimento, salud y educación de calidad.

Sería extraordinariamente deseable que no fueran los niños y adolescentes una mercancía sexual, cuyo destino son los prostíbulos de EEUU.

Sería deseable que tampoco fueran cooptados por el crimen organizado y los tengan desarrollando labores de halconeo o bien en labores de ‘burros’.

Sería extraordinario que los adultos mayores gozarán de una vida digna en la última parte de su existencia.

Sería ideal que los jóvenes contarán con trabajos bien remunerados, y que al término de sus estudios el mercado laboral ya estuviera esperándolos.

Sería absolutamente importante eliminar las asimetrías entre los sexos y que la equidad fuera una realidad y que las mujeres tuvieran las mismas oportunidades y derechos que los hombres.

En fin, estoy cierto que ahora toda la sociedad sufre un profundo dolor a causa de la pandemia, sería muy loable verlos recorrer las zonas marginadas de su municipio llevando información, cubre bocas y gel anti bacterial, y llevar palabras de aliento, que seguramente no aliviarían su dolor, pero se mostraría un lado de gran sensibilidad frente al actual panorama que se vive.

Seguramente usted no desconoce el número de fallecimientos que le ha arrebatado la vida a todos aquellos que desafortunadamente se contagiaron de Covid-19, ha causado esta epidemia, se lo recuerdo 2 mil 565 al 15 de noviembre.

Tampoco creo que desconozca que el número de feminicidios se incrementó en un 25 %, tampoco creo que usted en reciente medición el 79.9 % de la ciudadanía, no aprueba su mandato, según la última encuesta practicada por Mitofsky.

Ni para que mencionar el número de ciudadanos que no tienen satisfactores urbanos.

Finalmente, presidenta, si usted apoya que se prohíba una actividad histórica, popular y legal, estará contraviniendo una de sus tareas, la de crear las facilidades institucionales para que haya empresas que inviertan y generen empleos, siempre necesarios, pero hoy indispensables.

Con todo respeto, solicitamos a los Honorables integrantes del Cabildo abran su mente, y no permitan que se prohíba una actividad que genera fuentes de empleo directos e indirectos y cumple con sus obligaciones tributarias.

Deseamos ofrecer este dato al H. Cabildo, hoy el 54 % de los habitantes no tiene para cubrir la canasta básica, son datos del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL). Mi correo electrónico es eduardoramirezortiz@yahoo.com. mx”. Hasta aquí la elocuente misiva.

Sin duda, el sentimiento y preocupación del señor Eduardo Ramírez Ortiz va acompañado de todos los que amamos la Fiesta Brava, esperando que este mal momento pase pronto y que la alcaldesa recapacite sobre su postura anti taurina.

Foto: Cortesía Icaza