Había expectación por ver al sevillano Juan Ortega, a quien le causaba una gran ilusión venir al máximo coso a confirmar su alternativa, no sin antes torear una importante gira por cosos del interior del país, pero desafortunadamente el gozo se fue al pozo con la corrida de Montecristo que tuvo que ser parchada, con toros de Pozohondo que en marzo había mandado un buen encierro en marzo de este año.
Al término del paseíllo se le rindió un minuto de aplausos por el reciente fallecimiento de la Diva de México, Silvia Pinal.
Mejoró la entrada, un poco más de media plaza. Se lidiaron tres de Montecristo y cuatro de Pozohondo, desiguales en presentación y deslucidos, salvó el cuarto que fue el más manejable.
Juan Pablo Sánchez es un torero que sigue avanzando en su quehacer taurino, firme y con una madurez que se le nota desde el paseíllo, en la espera de poderlo ver con un toro a modo.
En el segundo de la tarde, del hierro de Pozohondo, el hidrócalido poco pudo hacer ante un toro débil que desde el inició de muleta acusó su falta de fuerza, echándose al piso y tuvo que abreviar ante la presión del público. Ya en su segundo con el toro de Montecristo, salvó la tarde ante una faena de menos a más, que supo entender y que lo fue dosificando con muletazos por ambos pitones, en tandas de derechazos largos y templados, que calaron hondo ante la afición capitalina y naturales en redondo, sin faltar los medios pases y remates. Dejó una estocada en buen sitio y el corte de una oreja.
Diego Silveti, en esta ocasión no tuvo la suerte deseada, ante un lote complicado. En su primero de la ganadería de Montecristo, que fue protestado desde salida por su falta de presencia, fue sustituido por uno segundo bis de Pozohondo que lo recibió en vistosas verónicas. En banderillas, el subalterno Juan Ramón Saldaña se cayó en tablas y tuvo que ser atendido en la enfermería de golpes contusos. Ante un toro descastado siempre con la cabeza arriba, Silveti intentó someter a su ejemplar en todo momento, con una embestida descompuesta. Optó por abreviar luego de pincharlo y dejar una estocada tendida. Pitos al toro en el arrastre.
En su segundo de Pozohondo, el torero de dinastía quitó por gaoneras y con la muleta lo recibió en los medios con un cambiado por la espada, continuó con derechazos y de pecho, pero sin nada que resaltar. En definitiva, esta tarde no fue para Silveti y la gente se metió con él. Dejó una estocada trasera y un golpe de descabello. Para escuchar fuertes pitos.
Juan Ortega es un torero muy interesante, de época, que para el tiempo cuando torea. En el toro de su confirmación de alternativa llamado “Sevillano” de la ganadería de Montecristo, todo el público atento a lo que el andaluz realizaba, sin perderle un solo momento. Lanceó a la verónica con mucha verdad. Faena de derechazos con clase y torería y naturales, aún mejor que emocionaron al respetable. Un molinete, de ensueño, haciendo alarde de sus grandes dotes de torero caro. Mató de estocada y un segundo golpe de descabello, con petición de oreja. Vuelta al ruedo entre el contento del público.
En el que cerró plaza, otro toro deslucido sin transmisión de Pozohondo, con disposición el sevillano se esforzó en buscar la distancia y acomodo por ambos pitones. Mal con la espada. Silencio.
Ficha del festejo:
Juan Pablo Sánchez, silencio y oreja.
Diego Silveti, silencio y pitos.
Juan Ortega, vuelta al ruedo en el toro de su confirmación de nombre “Sevillano”, número 70 con 482 kilos y silencio en el que cerró plaza.
Foto: Raúl Reyes