SEVILLA, España. Sábado 7 de abril (Cultoro).- El rejoneador Ángel Peralta, conocido como el “Centauro de las Marismas”, ha fallecido esta madrugada a los 93 años de edad. Nacido en Puebla del Río (Sevilla) el 18 de marzo de 1926, es hermano de otro de los toreros ecuestres más relevantes de este siglo, Rafael Peralta Pineda.

Surgido de una rica familia campera, Ángel Peralta se crió desde niño entre caballos y reses bravas, disponiendo, además, de amplias dehesas en las que pudo foguearse tan pronto como sintió su prematura afición al planeta de los toros. De esta manera, apenas contaba diecisiete años de edad cuando, después de haber probado en el campo el alcance de su valor y el dominio en la doma de su recua, debutó en la pequeña plaza sevillana de La Pañoleta, el 21 de febrero de 1943.

Se presentó en Madrid el 19 de abril de 1948 para dar lidia y muerte a un astado de Molero. Completaban el cartel de aquella tarde tres toreros de a pie, que se enfrentaron a un encierro del hierro de doña María Sánchez Muriel, Pedro de la Casa “Morenito de Talavera Chico”), Rafael Yagüe y Antonio Chaves Flores.

Desde aquel día, Ángel Peralta ha ocupado los puestos cimeros del escalafón de rejoneadores, sin dejar de encabezarlo en ninguna temporada. Puede afirmarse sin temor a exagerar que se trata de una de las figuras indiscutibles del toreo de este siglo, como lo prueban la intensidad de su larguísima carrera taurina y el sinfín de novedades que ha aportado a la lidia ecuestre.

Sus triunfos, cosechados durante una fértil trayectoria que se prolongó hasta los postreros años de la década de los ochenta, perfilan un denso palmarés imposible de detallar en el breve término de este artículo. Empero, es cuanto menos obligado reseñar el éxito que alcanzó en Abarán (Murcia) el 12 de octubre de 1969, cuando, en presencia y compañía de su hermano Rafael, desorejó y cortó los rabos a cuantas reses toreó y mató de la propia ganadería de los Peralta.

Asimismo, fue memorable su actuación en la Real Maestranza de Sevilla en el transcurso de la Feria de abril de 1979, donde, ya con cincuenta y tres años de edad, se llevó el trofeo que le reconocía como el máximo triunfador de tal año.

Ángel Peralta consiguió estar en activo hasta cerca de los 65 años de edad. Una buena muestra de que su vocación y sus facultades parecían inmarcesibles se refleja en el hecho de que en la temporada de 1985 interviniera en setenta tres festejos, y en cuarenta y siete en la de 1986, en la que cumplió 60 años.

El 19 de mayo de 1990, cuando lidiaba reses de su propia divisa en la granadina población de La Zubia, fue derribado y aplastado en la caída por su propia montura, lo que le produjo lesiones de mucha gravedad. A partir de entonces, este singular ejemplo de torero longevo sólo volvió a rejonear en festivales y festejos menores.

La capilla ardiente de Ángel Peralta quedó instalada en su rancho El Rocío. Este domingo, a las 16:00 horas, será el funeral en la parroquia de Nuestra Señora de la Granada y posteriormente el entierro en el cementerio de su natal Puebla del Río. Descanse en paz.