Cien años se van a cumplir del día cuando Manuel Jiménez Moreno, Chicuelo,
recibió la alternativa en Sevilla, el 28 de septiembre, siendo padrino Juan Belmonte y
testigo Manuel Belmonte. El toro de la ceremonia se llamaba: Vidriero del Conde de
Santa Coloma. La confirmación en Madrid fue el 18 de junio de 1920, padrino El Gallo,
testigos Juan Belmonte y Fortuna.
El torero de la Alameda de Sevilla, no tuvo la misma consistencia en su carrera
de Belmonte o de Joselito, sin embargo el sevillano propició ligar los pases de muleta,
técnica que ha trascendido hasta nuestros días con la aportación posterior de toreros que
han venido sumando distintas maneras de interpretar el arte efímero, con la misma base.
Su papá fue matador de toros y de él tomó el apodo que le da nombre a uno de los lances
más interpretados; la Chicuelina, invención del sevillano.
Nació Manuel como Juan Belmonte en el barrio de Triana, el 15 de abril de 1902, para
irse a la Gloria en 1967 en su amada Sevilla, fue criado por su tío Zocato de apodo y con
tan sólo diez años, ingresó en la Escuela Taurina de Sevilla desde dónde se fue forjando la
carrera de quién, en unos meses más, recordaremos cien años de alternativa.
En 1924 debutó en nuestro País, alternando con Valencia II en El Toreo de la Condesa,
para posteriormente torear 3 domingos seguidos en la última temporada en activo
de Rodolfo Gaona, 1924-1925.
El 7 de diciembre fue su debut en el coso hoy en día El Palacio de Hierro, con toros
de Piedras Negras y no correspondió a las expectativas generadas, posteriormente, el 21 de
diciembre en mano a mano con Rodolfo Gaona, tuvo detalles exquisitos, todos los datos
tomados de la Historia del Toreo de Guillermo E. Padilla.
Por cierto antes de esa temporada, el 25 de diciembre se presentó como becerrista, Fermín
Espinosa Armillita en El Toreo de la Condesa, llamado con justicia, El Maestro de
Maestros.
El 25 de enero de 1925, con un toro de Atenco, Chicuelo tuvo al fin la esperada gran faena
y el 1 de febrero en mano a mano con Rodolfo Gaona, por ser herido el leonés, lidió 5
toros; uno de ellos Lapicero de San Mateo, toro criado por Don Antonio Llaguno, que le
permitió trazar la faena de la manera que fue novedosa en su tiempo y enloqueció a
nuestros antepasados.
El 25 de octubre de 1925, reapareció en México actuando con Juan Silveti y el torero
español Manolo Martínez, Chicuelo tejió la faena de muleta a Dentista de San Mateo,
astado de bandera, fueron varias series que sumaron hasta 25 naturales, dando cauce a la
modernidad.
Manuel la interpretó ligando con varias series de pases y a pesar de haber fallado con la
espada, el público enloquecido exigió los máximos trofeos y la salida en hombros; dejando
ya para la posteridad, su sello.
Fue en 1928 en Madrid el 24 de mayo, cuando la sintonía de un toro de Graciliano Pérez
Tabernero, Corchaito y la manera de torear de Chicuelo se conjugaron para provocar
que periodistas como Federico M. Alcázar escribiera: “Chicuelo realiza con el toro
“Corchaito” la faena más grande del toreo. ¿Cómo toreó Chicuelo? Como nunca se ha
toreado, como jamás se toreara”
“Lo grandioso, lo indescriptible, lo que arrebata al público hasta el delirio, es cuando el
torero, ¡el torero!, ejecuta cuatro veces el pase en redondo girando sobre los talones en un
palmo de terreno” Alcázar describe así al toreo moderno, aportado por el sevillano, quién
le cedería la alternativa en Sevilla el 2 de julio de 1939 a Manolete otro de los arquitectos
del toreo de la actualidad.
Así las cosas me detuve un rato a recordar a Chicuelo; sin dejar de lado el día con día,
alegrándonos por la buena actuación de Miguel Aguilar de Aguascalientes, quién en
Arnedo, España, en la categoría de sin caballos, se llevó el Zapato de Plata; prestigiado
trofeo que da aire a su esperanzadora carrera a futuro a quién le vimos detalles importantes,
en La México.
Por otro lado, Juan Pedro Herrera saliendo en hombros de la novillada de
Aguascalientes y viene Texcoco, Sevilla, Madrid, muchos otros festejos, ¡Viva el toreo!