El 25 de abril de 1981 por primera vez tuve la oportunidad de estar presente en la Feria de San Marcos en Aguascalientes, en aquella fecha la corrida fue de San Miguel de Mimiahuapam y los espadas Manolo Martínez, Curro Rivera y Jorge Gutiérrez; en resumen fue una actuación memorable de Curro, quién logro dos faenas en las queconsiguió los máximos trofeos con dos magníficos astados de la ganadería de Don AlbertoBaillères, quién después de ambos trasteos acompañó al torero capitalino en la vuelta al
ruedo de la plaza monumental junto con sus hijos aún muy jóvenes; Raúl, Alejandro y Juan Pablo.
Se me agolpó el recuerdo en la memoria, al saber que en el paseíllo de la vida se nos había adelantado Alejandro Hernández, gran cronista taurino de entre otros medios el Heraldo de Aguascalientes y al hablar con su hermano Jesús más conocido por Cotuy, le recordé que gracias a la generosidad de toda su familia en la que todavía vivía su señor  padre Rafael y su madre Isabel, pudimos hospedarnos en su casa al complicarse las reservaciones en el Hotel Francia del recordado Juan Andrea.
Don Rafael por cierto fue uno de los mecenas que tuvo en los inicios de su carrera el llamado Volcán de Aguascalientes, Rafael Rodríguez.
Alejandro fue cronista de radio, prensa escrita y televisión en la que desbordaba su conocimiento, su manera coloquial de transmitir la fiesta que tanto amaba especialmente en su natal Aguascalientes, al relance recuerdo cuando por la televisión me invitó después de una gran actuación de César Rincón a entrevistarlo.
También cuando en 2011, me invitó el 25 de abril a transmitir la primera corrida de matador de toros de Juan Pablo Sánchez en Aguascalientes, mano a mano con Sebastián Castella con toros de Begoña y San Miguel de Mimiahuapam y en la que ganó el trofeo en disputa el aguascalentense por haber obtenido tres orejas y un rabo, lo cual lo llevó a salir en hombros de sus entusiastas coterráneos, una oreja fue la recompensa para el francés.
Es decir la generosidad característica de su familia era parte de su bonhomía y año con año después de 1981 era para quién escribe un gusto charlar con él en el sorteo y luego en el callejón de la Monumental de Aguascalientes, donde ocupó siempre un distinguido espacio.
Gran amigo de la familia Armilla alcanza en el cielo a su amigo Miguel en homenaje de quién se celebra la feria más importante de América que va corriendo en éstas fechas en su primeros festejos.
Deja una forma romántica de entender a la fiesta de los toros, su colega del diario Francisco Vargas hizo una crónica detallada de quién considera su maestro y lo era, Alejandro tenía para hablar y escribir, gran oficio, su crónica era obligada después de cualquier festejo especialmente en Aguascalientes aunque también abarcó otros estados de nuestro país en su andar periodístico en la que también participó como muy buen cronista de béisbol.
No es un cliché, lo vamos a extrañar y mucho, hasta siempre querido colega y amigo.