Una de las ingratas tareas que tiene uno al opinar sobre el toreo, es que entre la amistad que tengo con la familia Pérez Salazar y decir lo que se piensa sobre el comportamiento de sus toros en el ruedo, media la sensación de no querer herir, pero en apego a la ética, es importante ser sincero y ello me lleva a opinar que el encierro que se presentó el 14 de enero de 2018, distante está del grial de los ganaderos.

En presentación, desigual, en comportamiento; salvo el tercero de la tarde, que le correspondió a José Garrido, sin chiste, distraídos, buscando las tablas, huyendo de los engaños, en fin que sé, porque tengo años de amistad con ellos, que no es lo que buscan como estandarte para su hato, tendrán que repasar lo ocurrido y sé que serán autocríticos.

Entonces cabe resaltar la actuación de José Garrido quién, tuvo momentos brillantes con la sarga que así se le llama a la muleta o flámula con izquierda y derecha, ante un toro castaño que tuvo un poco más de recorrido y de humillación, que el resto del encierro, tal vez la espada trasera y un poco caída, pudiera haber sido óbice para el trofeo otorgado, pero el público lo pidió y así las cosas el juez tomó en cuenta el reglamento taurino que ordena que la petición popular sea el criterio, la hubo, aunque la estocada fue defectuosa y no lo tomó en cuenta.

En fin, los mexicanos Garibay con su vasta experiencia y Diego Sánchez con su novatez, hicieron el esfuerzo pero se estrellaron ante las pocas oportunidades que brindaron los toros mexiquenses, ambos se quedaron con las ganas de dejar una mejor tarjeta de presentación.

Esperemos que la semana próxima, el encierro de La Joya para Diego Silveti, Roca Rey y Luis David Adame sea mejor materia prima para el triunfo de la tercia.

Con ello, no me despido, sino que cumplo con un pendiente que tengo desde el año pasado con mi colega Manuel Ramiro Hernández quién en su columna Visión Integral de El Semanario, aprovechó con gran donosura y conocimiento lo sucedido en la corrida extraordinaria del 12 de diciembre de 2017 en la que casi todos, salimos embelesados de La México.

De él por ejemplo resalto un comentario sobre José Tomás que dice mucho “Su toreo es diferente, poco o nada festivo, sobrio, dramático; el peligro es su compañero constante, sin embargo, es un torero artístico” Sobre su faena aquella tarde a Brigadista gran ejemplar de Jaral de Peñas, ganadería que por cierto lidiará un encierro el 5 de febrero de 2018 para celebrar los 72 años de La México.

Y me refiero a Manuel porque con gran caballerosidad me dirigió unas palabras para cerrar su crónica que las agradezco y a la reciproca soy lector ávido de sus escritos.
Sería muy bueno que muchos más escribieran de un género francamente en proceso de extinción como lo es la crónica taurina, en la que ya muy pocas plumas se ocupan, atrás quedaron entre muchos otros; Pepe Alameda, Carlos León, Carlos Septién y tantos otros que dieron brillo con sus escritos, a la fiesta de los toros.

Hoy en día si acaso en La Jornada, Pepe Cueli cabalga en su fantasía taurina de todos los lunes.

Cierro pues en espera de lo que acontezca en estos días en los ruedos de México, dónde Moroleón, León se celebran y reaparece el 19 en Querétaro, en un festival a beneficio de su asociación benéfica, El Zotoluco, habrá pues de que hablar de toros en este inicio de año electoral que empieza, a tambor batiente.