El cuarto de la tarde de la ganadería de Pozo Hondo de nombre Gitano (en memoria de un
toro inmortal de la ganadería de Torrecilla lidiado en 1945 por Manolete) fue como los
tres primeros, un poco tardo, positivamente noble y de embestida cadenciosa, que permitió
la interpretación del toreo variado e imaginativo en los tres tercios de Uriel Moreno El
Zapata.
El tercio de banderillas del cuarto fue un tres en uno; dos pares al violín y uno al cuarteo,
para cimbrar a los aficionados que le invitaron a dar una vuelta al ruedo al concluir el
brevísimo momento en que el cárdeno, bragado, fue adornado con los garapullos, que así se
denomina también a las banderillas.
Con el capote había realizado unos lances que surgen de la imaginación de un novillero
tlaxcalteca y que él denomina, Tacita de Plata en recuerdo de la plaza de Tlaxcala. En su
ruedo se le ocurrió pegarlos al alumno de Uriel, quién también entre otros lances de
invención mexicana, revivió el de La Vizcaína de la autoría de Arturo Álvarez, conocido
como El Vizcaíno.
Cómo además realizó con gran determinación la suerte suprema, el juez de plaza Enrique
Braun le otorgó dos trofeos, que se suman al primero que merecidamente obtuvo del
primero, por una faena en la que supo lidiar con variedad de capote, banderillas y muleta,
las embestidas de Señorito.
Así, al finalizar la corrida, se fue en hombros de los aficionados y se coloca como candidato
fuerte a integrarse a los carteles (que a partir del próximo domingo y hasta el 16 de febrero)
se presentarán en La México.
Empezando por el 19 de enero, en el que una apuesta que se agradece, programan a dos
toreros a caballo, el luso-hispano Diego Ventura y el mexicano Emiliano Gamero con
toros de Los Encinos, primer mano a mano de toreo a caballo de la historia, del ruedo
monumental.