VILLASECA DE LA SAGRA (Toledo), España. Lunes 9 de septiembre.- La cuarta novillada de la Feria del “Alfarero de Oro” tuvo a un Jorge Isiegas en una tarde solvente y de novillero cuajado, paseando una oreja al igual que un impactante mexicano Héctor Gutiérrez. Desconcertante el palco dando la vuelta al tercero y muy gris Aquilino Girón con el ganado de Cebada Gago.

De bella estampa el primero al que meció con gusto Isiegas el capote a la verónica. En las primeras series le costaba seguir con viaje largo y alegría en su tranco las telas del maño, quien puso empeño para trazar con gusto a un novillo claramente a menos. Le costó cuadrarlo para entrar a matar, dejando una estocada contraria finalmente.

Más boyante en el inicio de faena fue el segundo, un animal que mantuvo la alegría durante toda la faena de Girón. Antes, había quitado por tafalleras Héctor Gutiérrez. No terminó de brillar con el animal el joven granadino, que se pasó por ambas manos a un animal con fijeza y repetición. Falló con los aceros y fue silenciado.

Firmeza y sinceridad demostró Héctor Gutiérrez en el tercero, un novillo con el que se puso de verdad el mexicano. Aprovechó la casta y movilidad que tenía para sacar tandas limpias y pulcras a un astado que exigía. Y conectó el joven bajando la mano y ligando con mucha quietud. Buenos los naturales de frente de final de faena y buena la estocada al encuentro. Oreja y vuelta al ruedo excesiva al novillo.

Desplegó su personal toreo Isiegas en el cuarto, dejando a partir de la segunda tanda un toreo serio, de trazo largo y plena estética. Se movía con cierto instinto mansurrón que antes había sembrado el pánico en banderillas. Momentos de toreo genial del joven especialmente al natural, por donde pulsó con un limpio y bajo trazo al animal. Aprovechó su inercia a tablas para soplarle circulares, previos al estoconazo final. Tardó en caer y le hizo daño al descabellar, paseando finalmente una justa oreja otorgada.

Muchos muletazos, pero también sin conectar dejó Girón al quinto, que, aunque salía con la cara mirando a tablas sí tenía duración y fijeza. Mató de estocada de la que salió trastocado y descabellos. Ovación tras aviso.

Al público fue el brindis de Gutiérrez del sexto, al que saludó con un ramillete de templadas verónicas y enorme media. El novillo embestía a tornillazos y con la cara alta. Dos sustos sufrió, pero poco le importó porque se mantuvo firme el novillero. Final por quietísimas manoletinas y estocada baja pero fulminante. Vuelta tras petición.