Amigos de la Fiesta Brava, mucho gusto en saludarlos. A veces uno no quisiera, sobre todo en lo personal su servidor, aprovechar este espacio para hablar de seres tan detestables como los llamados anti taurinos que proliferan y deambulan sin rumbo y sin conocimiento de causa por todas partes.

Ello entonces lo traigo a colación recordando que no hace mucho tiempo, concretamente el pasado sábado 20 de mayo de este 2017, en un restaurante llamado “La Almadraba” de la localidad de Zahara de los Atunes, dentro del municipio de Barbate, provincia española de Cádiz, el matador de toros José Antonio Canales Rivera, quien se encontraba en ese sitio cenando con una amiga, fue agredido verbal y físicamente por una turba de estos inadaptados, quienes en cuanto se dieron cuenta de que era torero empezaron el desagradable zafarrancho tachándolo de “matador de vacas y asesino”.

Así como esa incómoda situación, muchos otros integrantes de la familia taurina en el Orbe han sido víctimas de estas rebeldes hordas desambientadas que lo único que buscan es el protagonismo y que otros grupúsculos reaccionarios de otra índole aprovechan para infiltrarse en ellas.

Bien, pues a todos esos seres les digo que hasta el animal más salvaje siente cuando un integrante de su especie llega a morir y tratándose, supuestamente de un ser humano, resulta inadmisible que ese se diga inteligente y tenga la desfachatez de festejar el deceso, en este caso, de un torero, como lo ha sido recientemente el del espada vasco Iván Fandiño, apenas el sábado 17 de este mes en el coso francés de Aire Sur L’Adour, cuando el toro “Provechito” de Baltasar Ibán le afectó riñón, hígado y pulmón, muriendo en la ambulancia que lo trasladaba a un hospital de Mont de Marzan.

La Fiesta de los Toros es así y así hay que entenderla, los toros únicamente dan dos cosas, triunfos traducidos en fortunas y cornadas que, a veces, se convierten en mortales.

Por fortuna, no es una constante en el toreo mundial pues recordamos que la muerte anterior a la de Fandiño fue la del segoviano Víctor Barrio en el coso español de Teruel, provincia de Aragón, España, donde el astado “Lorenzo” de Los Maños le partió el pecho el sábado 9 de julio de 2016 y poco más de un mes antes, en nuestro país, el jueves 2 de junio, el inigualable espada tlaxcalteca Rodolfo Rodríguez “El Pana” moría en un hospital de Guadalajara, Jalisco, a causa de la cuadriplejia que le había provocado la voltereta que le dio el toro “Pan Francés” de Guanamé el anterior domingo 1 de mayo de ese mismo 2016 en la plaza de Ciudad Lerdo, Durango.

En España tuvieron que pasar 31 años para que volviera a suceder un hecho tan lamentable en matadores de toros, recordando que fue el 30 de agosto de 1985 cuando en la plaza madrileña de Colmenar Viejo, el diestro galo-madrileño José Cubero “Yiyo” falleciera a causa de la cornada que le infiriera en el costado izquierdo el toro “Burlero” de Marcos Núñez. Y antes, en 1984, el 26 de septiembre, en el coso cordobés de Pozoblanco, el astado llamado “Avispado” de Sayalero y Bandrés, le desbarató el muslo derecho para perder así la vida el gaditano Francisco Rivera “Paquirri”.

Por ello, es inaceptable que pandillitas como las de los anti taurinos vengan a joder con sus ya aburridas cantaletas y hasta agresiones físicas. ¡Ya basta señores!, que en esto del toro los hombres de verdad se juegan la vida, no es un chiste, es una realidad, de ahí por ello que a todos les recuerde de manera enérgica y orgullosa que ¡“cuando la inteligencia humana y la irracional belleza animal se conjugan en la arena ¡surge el toreo! Arte y bravura en escena”!