Amigos de la Fiesta Brava, mucho gusto en saludarlos. Posiblemente se me tachará de aprensivo y de ser alguien que se fija mucho en situaciones, quizá, irrelevantes para el grueso de los aficionados taurinos, pero en lo personal me parece, y estoy plenamente convencido de ello, que tengo que recalcar en los seudo periodistas y más aún, en los disque “colegas” especialistas en la materia que, con tal de dejarse “ver” y “sentir” en alguna tribuna, ya sea en algún diario, en algún programa de televisión o en alguna emisión radiofónica, vamos, hasta en algún portal cibernético supuestamente especializado, lo hacen hasta sin cobrar un centavo con tal de hacerse de una acreditación para ingresar a las plazas de toros.

No menciono las redes sociales porque ellas están infestadas de mequetrefes que porque ya escriben algunas líneas sobre el tema taurino ya se sienten lo que no son y, además, por si fuera poco y si muy grave, equivocan a quienes los leen y caen en el garlito dándoles el antipático “like”.

Pero lo que más me preocupa y me pone mal es ver como varios periodistitas, traducidos en aparentes columnistas que ni siquiera saben lo que es una “cabeza de descanso” y que la cabeza principal de una nota o una crónica se divide en pisos o que dimensiones tiene una cuartilla periodística, ¡ah pero eso sí! a la hora de criticar son más que precisos e incisivos, además de tener “leche agria” para emitir opiniones en contra de toreros, sobre todo de figuras del toreo, de empresas importantes y hasta rayar en la antiética condición de “vomitar” puntos de vista sobre algún festejo taurino que no vieron, sin conocer el coso dónde se dio la función y las condiciones en que se llevó a cabo. Es imposible hablar, escribir y enjuiciar de oídas. Eso no se vale.

De ese tipo de “coleguitas” estoy hasta la madre pues pululan en el ambiente zánganos como estos sin oficio ni beneficio que lo único que hacen es “gangrenar” nuestra tan maltratada Fiesta de los Toros y nos quejamos de los anti taurinos, cómo estará la cosa.

Para ser periodista taurino no es necesario tirar líneas “diarreicas”, así no es esta profesión, ni tampoco se tiene que ser un blandengue para emitir algún juicio. Sin duda, quienes sabemos de esto estamos ciertos de que el periodismo en general es subjetivo pero esa forma de ver las cosas a título personal no da la autoridad moral para que con toda ligereza y muy poca progenitora se emitan epítetos y conceptos que llenan de “estiércol” una actividad tan noble como es el ejercicio del periodismo.

Por ello, lo de estos periodistas de marras, que ni siquiera le aguantan una embestida a un perro, con perdón de la raza canina, es ya verdaderamente inaguantable e insoportable y a ellos les recuerdo que “cuando la inteligencia humana y la irracional belleza animal se conjugan en la arena ¡surge el toreo! Arte y bravura en escena”.