Una de las variantes en cuanto a la vistosidad de la Fiesta de los Toros es saber apreciar los festejos de tema goyesco, es decir, funciones taurinas en honor al célebre pintor aragonés don Francisco de Goya y Lucientes, pues se dice que los diestros actuantes visten a la usanza surgida en el Madrid del siglo XVIII y utilizada hasta el siglo XIX por su burguesía para, posteriormente, extenderse su uso al resto de España y todo el Orbe Taurino.

Y en nuestro país, la primera vez en que se dio un festejo de este tipo en el coso Monumental El Toreo de la Condesa, en la Ciudad de México, precisamente el histórico 31 de julio de 1927, pero dejemos que el escritor don Guillermo E. Padilla, dentro de su obra “Historia de la Plaza El Toreo”, nos narre tal acontecimiento.

“El primer festejo goyesco celebrado en México tuvo verificativo el domingo 31 de julio de 1927. Lo organizó la Peña Andaluza para que sus productos se destinasen a la fundación de la Ciudad Universitaria, cerca de Madrid, por iniciativa del Rey Alfonso XIII. En dicho festejo, que fue una novillada, actuaron los diestros, el arriacense José Carralafuente, Fermín Espinosa “Armillita Chico”, Alberto Balderas y José Muñoz, quienes lidiaron un encierro de la dehesa de Zotoluca, teniendo entre las cuadrillas a los banderilleros Pancho Balderas, José Leal, Pepe López, Zenaido Espinosa, Rafael López, ‘Chencho’ Torres y Alberto  González ‘Rolleri’, además del puntillero Macario Castelán ‘Gallinito’.

La plaza lució un espléndido adorno floral. Hubo un desfile histórico de calesas ocupadas por bellas muchachas españolas y mexicanas, quienes lucían trajes de majas al estilo de la época de don Francisco de Goya y Lucientes. Los diestros vistieron el atuendo de los lidiadores de los tiempos de los Romero, ‘Pepe Hillo’ y ‘Costillares’. Fue una fiesta brillantemente organizada que, naturalmente, produjo un lleno total en la plaza de El Toreo.

Don Daniel Muñoz, propietario de la ganadería de Zotoluca, envió un encierro de preciosa lámina que, además, fue muy bravo.

El ibérico Carralafuente desaprovechó lamentablemente a los dos magníficos astados que le deparó el sorteo. ‘Armillita Chico’ se portó torero con el segundo astado y, enorme, portentoso, al torear de capa al sexto. La faena a este burel también fue estupenda y solo con la toledana fue con lo que falló el saltillense que en esa forma dejó escapar los apéndices del noble zotoluqueño. Balderas y Muñoz tuvieron una actuación incolora.

El siguiente domingo 7 de agosto hubo otra novillada goyesca, ésta organizada por La Prensa, en la que actuaron el hispano Pepe Mora y los mexicanos Julián Rodarte y ‘Armillita Chico’, con dos astados de La Laguna y cuatro de Queréndaro.

Pepe Mora resultó un fiasco. Rodarte estuvo valentón en su primero. En quinto lugar le salió un sustituto de San Mateo, de nombre ‘Caifás’, un torazo imponente, con edad y un par de pitones muy respetables, que sembró el pánico en el ruedo. Ese toro cogió horriblemente al de Monclova, mandándolo a la enfermería con una paliza fenomenal, pero Julián retornó momentos después al ruedo para dar cuenta, como Dios le dio a entender, de aquel impresionante astado.

‘Armillita Chico’ tuvo una actuación apática y carente de absoluto interés.

Después de esta novillada, los miembros que integraban el jurado calificador del concurso abierto por la publicación ‘Toros y Deportes’, declararon públicamente que: ‘En vista de la deficiente labor desarrollada por los matadores de novillos que han actuado en la Temporada 1927 y considerando que ninguno de dichos matadores ha mostrado reunir las condiciones necesarias para hacerse acreedor a recibir el galardón ofrecido por Toros y Deportes, se declara desierto el concurso’”.

 

DATO

La novillada goyesca fue a beneficio de la fundación de la Ciudad Universitaria, cerca de Madrid, por iniciativa del Rey Alfonso XIII

 

Pie. Histórica imagen de los novilleros y cuadrillas que actuaron en el primer festejo goyesco en México / Cortesía Historia de la Plaza El Toreo