Enfatizó el empresario Raúl Rocha

Con respecto a lo sucedido el domingo pasado en la novillada celebrada en la Plaza “Sebastián Medina” de Monterrey el empresario Raúl Rocha «El Duende» ha querido hablar al respecto: «Desde la noche anterior se empezaron a complicar las cosas, ya que la cuadra de caballos no la podíamos sacar del rancho en Cadereyta, por un evento de inseguridad en donde hasta fallecidos hubo. Previo al sorteo avise al juez de plaza Antonio Quiroga Escamilla y a los novilleros del cartel y miembros de la cuadrilla, quienes estuvieron de acuerdo de echar para adelante el festejo».

“Es lamentable lo que le ocurrió a Lalo Rivera hijo, quien sufrió un fuerte golpe en el mentón cuando salió a auxiliar a su padre, quien montaba un caballo improvisado que tiraba reparos desde que salió al ruedo. En un momento pensé que iba a suceder algo peor, por la manera en que fue golpeado el muchacho y como cayó.  Su papá corrió a ver a Lalo y se entiende como padre quiere estar al pendiente de su hijo.  Desde la plaza se le dio la atención médica por el doctor Erick Ortiz y se le hizo un diagnóstico rápido antes de su traslado».

“Por mi parte se le atendió con el seguro contra accidentes que se contrató para este evento por la cantidad de 100 pesos, para miembros de la cuadrilla y para los toreros actuantes. En el tiempo que estuvo Lalo Rivera, hijo en el hospital, se le practicaron una serie de estudios, en la que se hizo un gasto de 60 mil pesos, hasta que el papá de Lalo firmó una responsiva y lo sacó del hospital y se lo llevó a San Luis Potosí”.

“Aquí estuve siempre dando la cara, hasta donde me toco dar solución, el muchacho estaba dentro de un hospital atendido con mi seguro y con mi responsabilidad como empresa de las primeras 24 horas que correspondía. Yo entiendo la responsabilidad como padre con su hijo lesionado”, agregó Rocha.

Con lo que respecto al novillero Diego Garmendía, quien resultó con una cornada penetrante de vientre, la empresa cubrió las primeras 24 horas de atención médica y posteriormente entró el seguro de la Asociación de matadores, la cual se hizo cargo».

Foto: Ernesto Legorreta