EL PAYO TRES OREJAS Y UN RABO, DIEGO SILVETI CUATRO OREJAS Y UN RABO y LUIS DAVID DOS OREJAS A UNA INCONMENSURABLE CORRIDA DE VILLA CARMELA.

León, Gto. La Plaza  de  toros “La Luz”, a partir de hoy se ha convertido en un manicomio…

A la vera de una INCONMENSURABLE corrida de VILLA CARMELA, preciosa, baja, fina, y de unas condiciones de bravura, nobleza y una clase fuera de serie.

“EL PAYO”, DIEGO SILVETI y LUIS DAVID supieron cuajarla para llevar al extraordinario público de León, que casi llenó la plaza, a la locura y el paroxismo total.

Cada uno con su estilo y sus maneras fueron logrando hacer faenas de muchísimo valor para conseguir el triunfo grande, repartiéndose nada más y nada menos que 9 orejas y dos rabos…!!!

Describir lo que ha pasado esta tarde aquí es imposible.

Porque no hay palabras para hacer sentir la clase y la emoción que logró “EL PAYO”, con su raza y con una personalidad arrolladora; hoy al descubierto en dos faenas excelsas. Faenón al primero al que le cortó una oreja por pincharlo, y el rabo al cuarto al que bordó y mató de un estoconazo.

Como tampoco hay manera de describir la actuación de un DIEGO SILVETI, señorial, firme, valiente y que cuajó dos auténticas faenas de triunfo grande. Sus paisanos se desbordaron con él demostrando que hoy en León, es una figura. Hoy, más que nunca, ha toreado despacio, reunido y con un gran gusto, y por si fuera poco sacó la espada con filo, con la que consiguió una tarde redonda cortando dos orejas del primero y el rabo del segundo.

Lo de LUIS DAVID, si pudiese describirse la hazaña de hoy,  tendría que ser con la palabra RAZA.

Le habían dejado un paquetazo del tamaño del mundo. Pero siempre creyó en él y apostó con todo lo que tiene dentro. Devolvieron al sexto por partirse un pitón en él peto, y salió el reserva, con una bravura nada fácil , que le pidió las credenciales, y LUIS DAVID se las mostró desde las 4 largas cambiadas, con los palos, y con una muleta de mucho poder. Lo mató en todo lo alto, y aunque se trajo la espada con la mano, el toro rodó sin puntilla, en un metí-saca fulminante. A sus manos llegaron las dos orejas para demostrar que nadie pasa por encima de él.

Hoy hemos podido vivir, lo que siempre la afición espera, ver toros y torero, en tardes buenas y malas, pero cuando se reúnen los toros de maravilla y los toreros de verdad; se tocan las fibras más sensibles del alma; con las que se pagan la paciencia y el tiempo que se tiene que esperar para que llegue una tarde, como la de hoy, que hacen que la fiesta taurina se algo fuera de serie.

Quizás pasará mucho tiempo por delante, para poder volver a vivir algo así; mientras tanto en la retina de los ojos y en nuestra memoria podremos presumir y recordar lo que no se puede describir con palabras.

Foto: Arjona