Así como nuestro país vio cómo levantó en 1907 su primera catedral del toreo y del continente, el coso Monumental El Toreo de la Condesa, nadie se imaginaba que su gran historia se acabaría 39 años después, en 1946, un suceso que resultó ser muy duro para la afición taurina de la república, pero sobre todo, para la de la Ciudad de México, es por ello que traemos a la palestra esa triste, dolorosa y sentimental historia que nos cuenta el escritor Guillermo E. Padilla en su obra “Historia de la Plaza El Toreo”, II tomo.

El hecho se dio tras la última corrida de la Temporada Grande 1945-1946, el domingo 31 de marzo, tras la actuación de los espadas, el andaluz Joaquín Rodríguez “Cagancho”, el madrileño Manolo Escudero y Antonio Velázquez, con ganado de Carlos Cuevas. En tal fecha, lo más sobresaliente fueron las broncas a “Cagancho” y la grave cornada que el toro “Cuervo” le infirió a Velázquez en el muslo derecho.

“Tocaba a su fin la Temporada 1945-1946, cuando corrió el rumor de que la plaza El Toreo acababa de ser vendida por la Secretaría de la Asistencia Pública a una compañía fraccionadora, la cual procedería a la desmantelación del coso con el propósito de levantar en su lugar edificios comerciales o de apartamentos.

De inmediato surgió un movimiento de protesta por parte de los principales sectores de la fiesta taurina en México, tendiente a impedir que desapareciera el histórico coso. El asunto se tornó candente cuando se unieron los elementos que se sentían perjudicados a causa de tal disposición, llegando en aquella lucha hasta presentar sus peticiones y argumentos a la Presidencia de la República.

Pero todo fue inútil, la plaza de La Condesa estaba sentenciada a desaparecer y sus días estaban contados. Pronto la piqueta demoledora iniciaría su obra. Mientras, allá en el sur de la ciudad, majestuosa y altiva, se levantaba su heredera y continuadora, la Monumental Plaza México.

Ante lo irremediable, los empresarios don Antonio Algara y don Joaquín Guerra se apresuraron a organizar una corrida de toros para despedir a la que por espacio de 39 años fuera la Catedral Taurina de América, y al propio tiempo dar oportunidad a la afición  mexicana de decir adiós a su querida plaza.

La fecha de la clausura se fijó para el domingo 19 de mayo de 1946. Aquel día, desde temprana hora, infinidad de aficionados deambularon por las dependencias de la espaciosa plaza, sin ocultar su pesar.

El publicista de El Toreo, Manuel Agustín López ‘El Cavallero Lopes’, mediante activa propaganda, logró que los tendidos registrasen una magnífica entrada.

Modesto fue el cartel del cierre, como modesto había sido el de la inauguración en 1907. En esta corrida del adiós actuaron los diestros Andrés Blando, Edmundo Zepeda y el sudamericano Miguel López ‘El Colombiano’, lidiando seis ejemplares de San Diego de los Padres. La prócer vacada toluqueña, propiedad de don Juan de Dios Barbabosa y de su hijo el doctor Agustín Barbabosa, enviaron para tal acontecimiento un soberbio encierro que además de tener trapío fue bravo y poderoso. Los nombres de ‘Marinero’, ‘Gaitero’, ‘Charrito’, ‘Vengador’, ‘Mimoso’ y ‘Lince’ pasaron a la historia como los últimos toros lidiados en el ruedo de El Toreo.

El torero retirado Samuel Solís, quien actuara en la corrida del estreno de la plaza, fue anunciado para pasaportar como fin de fiesta un becerro de don Heriberto Rodríguez.

Como picadores actuaron Arturo Frontana, Saturnino Bolio ‘Barana’, Abraham Juárez ‘Límberg’, Gonzalo González, José Noriega ‘El Cubano’, José Amezola, José Larios ‘El Indio’, Catalino González ‘Jerezano’ y Jesús Fernández ‘Veneno’. Los banderilleros fueron Jesús Merino ‘El Güero’, Vicente Cárdenas ‘Maera’, Francisco Balderas, Pascual Navarro ‘Pascualet’, Ricardo Aguilar, Pedro Ortega ‘Pedrote’, Aurelio Mabama ‘Gallito de Lima’, Alejandro del Hierro y Antonio Casillas. Los puntilleros fueron Macario Castelán ‘Gallinito’, Jesús Gómez y Atanasio Velázquez ‘Talín’.

Fungió como juez de plaza el concejal Martín Rizo y como asesores estuvieron Carlos ‘Chato’ Zamora y Rosendo Béjar.

El maestro José Contreras, cuya banda amenizara la corrida inaugural de El Toreo el 22 de septiembre de 1907, fue invitado para que condujera la banda en el festejo de clausura. El viejo músico sacó de su repertorio los pasodobles toreros ‘Antonio Fuentes’, ‘Bombita’, ‘Machaquito’, ‘Rodolfo Gaona’, ‘Samuel Solís’, ‘Cielo Andaluz’, ‘Sangre Española’, ‘Toreros Mexicanos’ y ‘La Macarena’…”. Continuará.

 

DATO

El adiós a El Toreo fue el 19 de mayo de 1946, con Andrés Blando, Edmundo Zepeda y Miguel López ‘El Colombiano’, además de Samuel Solís, con ganado de San Diego de los Padres

 

 

Pie. Emotiva imagen del recuerdo, previa a la última función en El Toreo / Cortesía Historia de la Plaza El Toreo