Guadalajara, Jal. (Por Chano Sandoval) Plaza de toros Nuevo Progreso. Onceava corrida del serial 2025. Toros de la ganadería Peñalba, propiedad de Don Francisco Javier Bernardo de Quirós. Divisa obispo, verde y blanco, para los matadores Octavio García “El Payo”, Andrés Roca Rey y Arturo Gilio.
Triunfa Roca Rey ante un soso, frío y débil encierro de Peñalba. Gilio dejó claro su hambre de ser figura.
Ante la mejor entrada del serial de la temporada se celebró la onceava corrida. Desde horas antes, previos al festejo, el ambiente ya era festivo.
El encargado de abrir plaza fue “Misterio”, con 550 kilos de peso, que tocó en suerte a Octavio García “El Payo”, quien vestía de color pavo y oro. El toro tenía una embestida desigual, levantando la cara al salir del cité. Con la muleta, el toro exigía que lo toreara a media altura y el queretano lo entendió. Un molinete de buenas hechuras fue su carta de presentación; mas, en cuanto el torero bajaba la muleta, el toro perdía las manos. El queretano buscó por ambos pitones; el toro tenía un mejor recorrido por el izquierdo y supo entenderlo. Pero la falta de motor del astado poco permitió lucir a El Payo. Al tirarse a matar dejó un pinchazo hondo, trasero y caído. Tras un aviso, el toro cayó al segundo intento de descabello. Silencio.
Después del ecuador de la tarde, “Vikingo” vio la luz en la puerta de toriles. Octavio García lo llevó con chicuelinas al caballo. Ya con la muleta el común denominador de la tarde volvió a hacerse presente: “la debilidad”. El toro caía en repetidas ocasiones, sin provocar emociones en el tendido. El torero queretano buscó, mas el toro se rajó barbeando las tablas. Media espada. Silencio y pitos para el toro.
Andrés Roca Rey, ataviado en un terno blanco y plata, se enfrentó a “Soñador”, que al igual que su hermano demostró debilidad, perdiendo constantemente las manos. La autoridad, con mucha sensatez, decidió cambiarlo.
“Costurero”, segundo bis, saltó al ruedo con 510 kilos, a quien Roca Rey saludó por verónicas. El toro calamocheaba al salir del encuentro. Fue con fuerza al peto, pero al sentirse podido se escupió del encuentro con el caballo. Brindó al ganadero y empresario Pablo Moreno.
Caminándolo y toreando por desdenes lo llevó a los medios. El toro, aunque con debilidad, iba al embroque. Al limeño se le vio sobrado de recursos, mas el terno del peruano continuaba inmaculado. Se tiró a matar y dejó media estocada que fue suficiente para que doblara. Dos orejas con protestas por la segunda.
El quinto de la tarde fue “Velador”, a quien Roca Rey saludó a la verónica con gran maestría. Al igual que José Manuel Quinta, picador español, que demostró su poder en el caballo. Andrés se fue a los medios y brindó a todos los presentes. Nada que comentar en el tercio de muleta: el toro, falto de motor, poco colaboraba. El torero inca plantó las zapatillas, aguantando una eternidad ante las miradas amenazadoras del toro. Con un bajonazo terminó su labor. Silencio y pitos al toro en el arrastre.
El tercero de la tarde fue “Báltico”, lidiado por Arturo Gilio, quien llevaba un vestido berenjena y oro. Lo recibió a porta gayola muy comprometida, dos verónicas y revolera. Brindó a Andrés Roca Rey. Con la muleta corrió la mano con profundidad y solera, con las zapatillas bien plantadas en la arena. Por naturales le bajó la mano durante tres tandas, templando y mostrando mando, en una faena muy limpia, mientras en las alturas sonaba el pasodoble “Puerta Grande”.
El toro tenía un mejor lado derecho, mas comenzaba a quedarse. Pinchó al primer viaje, dejando ir las orejas. Salida al tercio.
Cerró plaza “Nopalero” ante Arturo Gilio. La tarde ya se había ido cuesta arriba y nada pasó en el ruedo. El torero de La Laguna abrevió. Dejó la espada media y caída, que bastó para que doblara el toro. Silencio.
Al final, el encierro débil poco dejó lucir a los matadores, dejando un sinsabor en los tendidos. Aunque la figura mundial salió en hombros, faltó emoción en el ruedo.
El Payo Silencio y silencio
Roca Rey, Dos orejas la segunda protestada y silencio.
Arturo Gilio, Salida al tercio. Silencio.
Fotos: Guillermo Espinoza





