Amigos de la Fiesta Brava, mucho gusto en saludarlos. Me siento verdaderamente contrariado, confundido y hasta dudoso de lo poco que sé de la Fiesta de los Toros luego de los lamentables y absurdos acontecimientos que ya se dieron el pasado martes 12 en la Monumental Plaza México y el reciente domingo 17 en el coso Monumental de Mérida, Yucatán, fechas en las que se mancilló de manera flagrante la jerarquía de los toreros ante el compasivo y permisivo consentimiento de los toreros mexicanos, de las autoridades y de las empresas en cuestión. Todo bajo el ridículo argumento de que ello es benéfico para la Fiesta Brava.

No señores, a quienes les venga el saco, es benéfico, sí, para los diestros extranjeros que vienen a nuestro país a pasarse de vivos a través de la mano blanda de las empresas que se los permite. No cabe duda que bien lo decía y lo sigue diciendo el mejor futbolista que ha dado nuestro país, Hugo Sánchez, que los mexicanos se “bajan los pantalones” ante el extranjerismo para cumplir sus caprichos, sin que esto suene racista. ¡Qué pena de verdad! ¡Qué pena! Da vergüenza lo que se está haciendo para satisfacer las exigencias estúpidas de los toreros allende el mar.

Primero, el torero de Galapagar que tiene hipnotizado a todo mundo al comerciar con su carrera y su nombre, pidiendo, sin importar fechas de alternativa, que le abrieran el festejo del martes 12 de este mes y resultando perjudicadas las de los demás alternantes.

Luego, el reciente domingo 17 en Mérida, Yucatán, las quisquillosas autoridades que hasta llegan a meter a los toreros a la cárcel cuando se infringe el reglamento taurino local, ahora, no sé por qué, doblaron las manitas y permitieron que el francés Sebastián Castella, de alternativa 12 de agosto del 2000, en Béziers, no fuera como primer espada y que por delante fuera el mexiquense Fermín Spínola, con doctorado el 27 de agosto del 2000, en San Luis Potosí.

Entre otros peligros que hace que esto no pare y se siga pisoteando la categoría de la Fiesta de los Toros es que en ambos festejos, en México y Mérida, como último en el cartel iba el aquicalidense Luis David Adame, quien por azahares del destino en tales funciones fue en su sitio, sin embargo, se le está “embarrando” en algo que no es correcto.

Otro asunto es que en Villa de Álvarez, Colima, en su próxima feria de febrero, los martes 13 y 20, en el emblemático coso “La Petatera”, la empresa “Asuntos Taurinos”, por segundo año consecutivo, dará el par de corridas que desde hace tiempo se ofrecen en tal escenario de manera anual y con esa poca actividad se está consintiendo el montaje ahora de una corrida con mayoría de toreros extranjeros, un francés, un colombiano que no sabemos que méritos tiene para hacerse matador de toros en nuestro país y un mexicano.

¿Qué está pasando? ¿Dónde está la dignidad de los toreros mexicanos? ¿Dónde está la Asociación Nacional de Matadores de Toros y Novillos, Rejoneadores y Similares? ¿Dónde están las recalcitrantes autoridades que ven por los intereses del público? ¿Están amenazados nuestros toreros? ¿Están condicionados? ¿Qué sucede? ¿Hasta dónde va a llegar esto? Así que tras todas estas interrogantes les queremos recordar que “cuando la inteligencia humana y la irracional belleza animal se conjugan en la arena ¡surge el toreo! Arte y bravura en escena”.