Por Alejandro Contreras

¡De aquellos humos…!

Humo del puro de mi padre, humo del patio de caballos y el humo de las chalupas de mi madre.

Estas tres humaradas, que el olfato nos regresa así, cómo túnel del tiempo a épocas ya lejanas; sin embargo, al percibirlos pareciera qué los tenemos nuevamente.

El patio de caballos de la plaza México, antiguamente quemaba los residuos del tendido, dejando ese aroma toda la semana. Actualmente, aunque haya eventos ya no sé degradan así, luciendo limpio, pero el olor del puro de don Jorge, se respiraba casi siempre por las tardes.

Tiene este espacio un mosaico de talavera con el nombre de don Jorge Contreras Zacatecas II, artesanía encargada por mi madre, Ana Elena Rangel González de la Vega para perpetuar su memoria en el lugar donde él quiso regaran sus cenizas.

Junto al mosaico están también las imágenes de talavera, pero éstas no son de Puebla sino de Sevilla, qué mi señor padre trajo especialmente para ser colocadas: La Virgen de la Macarena y El Señor del Gran Poder en la parte de arriba de la casa de Zempoala 273, hogar de la familia Zacatecas y, precisamente hasta arriba llegaba la humareda cuando mi madre se daba a la tarea de hacer las chalupas.

Cabe mencionar que la relación sentimental entre mi madre Ana Elena Rangel y mi padre Jorge Contreras, inició cuando él le regalo un hermoso abanico de tela y encaje traído de uno de sus viajes a España.

Mi madre venía de una familia bien acomodada, de afición por la fiesta, ya que su tía la señora Carmen González de la Vega QEPD, fue una gran aficionada del tendido del inolvidable Toreo de la Condesa, incluso poseía entre otros objetos, un añadido del famoso torero español Ignacio Sánchez Mejías.

Éste 24 de julio se cumple el primer año del hasta luego de la señora Ana Elena, cómo indicamos al principio: de inolvidable presencia…y existencia también.

Estas líneas son tan de mi familia, tan quienes trataron a mi madre que convencido estoy, con otras palabras, con otros detalles y con mejor estilo para expresar lo harían, de mi parte es sólo un trocito para evocarla.

Para no omitir ningún nombre, desde estos recuerdos participo a todas y cada una de las personas tanto del medio taurino, cómo de mi familia y otras personas también de esta fecha, pues saben perfectamente quienes son.

De los tres aromas, por más humo qué se levante, ¡el de esas chalupas… ésas no volverán!

Por cierto, mencionar el patio de caballos este situado en un punto dónde se han llevado a cabo a lo largo de la historia de la Monumental, un sinfín de eventos entre bambalinas.

Pues en el cuarto dónde se guardaban los petos y monturas de los caballos de pica, se reunían infinidad de gente, pues antes del sorteo era obligada la visita a la capilla, los corrales de los caballos, el rastro, todo lo que conforma el ambiente previo al festejo.

Incluso, aparte de los vestidores de las cuadrillas, contaban viejos aficionados qué en ese cuarto se reunían matadores de toros a jugar conquián como el matador Luis Castro “El Soldado”, aclaro, yo lo escuché de gente que tenía toda su vida asistiendo a la plaza y ahí mismo, a la cuadra.

Podría contar tantas vivencias del patio de caballos; sin embargo, otro de los rituales, esto después del sorteo, lo realizaba don Jesús “El Ciego” Muñoz, cuando llegaba y aspiraba el olor rancio de los petos y exclamaba: » de lo más taurino qué hay en esto!» Y después arrancaba paja de las pacas de los caballos y se la guardaba en la parte trasera del pantalón pues decía, le traía suerte.

Corresponde narrar un hecho protagonizado por doña Ana Elena a propósito del referido patio. En una ocasión don Jorge fue a actuar a Tijuana, Baja California, dejándole la representación del negocio a la señora Nale, cómo le decían cariñosamente toda su familia.

De arreglar, ensillar, empetar a los caballos se encargaban los empleados y mis hermanos Jorge Eduardo QEPD y Juan Carlos, que después se coinvertiría en  matador de toros y luego picador de toros, Alberto y Javier, aunque no eran mayores de edad ya sabían las labores,  que  a través de los años fueron perfeccionando.

Resultó que en la mañana del día de la corrida un conflicto entre la empresa DEMSA donde estaba a cargo el empresario Ángel Vázquez “El Cubano” y la Unión Mexicana de Picadores y Banderilleros, por determinado motivo, amenazando el comité de la Unión con no actuar, pidiéndole a mi señora madre ordenará sacaran a los caballos.

Así, sin más, demostrando doña Ana Elena que además de ser una mujer guapa, inteligente y valiente, tenía un temple para salvaguardar este tipo de asuntos, ¡negándose rotundamente a desocupar el multicitado patio de caballos! Por encomienda de mi señor padre, quienes además de formar un hermoso matrimonio, formaron la famosa cuadra de caballos “Zacatecas” de la Plaza Monumental México.