Por Alfredo Flórez

Con gran pena recibimos la noticia de la muerte del licenciado Adolfo Lugo Verduzco, ganadero de la dehesa de Huichapan, quien falleciera al filo de las 2 de la tarde en su casa de la ciudad de México por causas normales dicen, a los 88 años, deja a sus hijos Adolfo chico y a sus hijas Alejandra y Marcela.

Adolfo hijo «Fito» recibió la mala noticia del fallecimiento de su señor padre, estando de viaje según nos comenta el taurino Carlos de la Peña, quien estuvo en la ganadería del licenciado Lugo Verduzco ya que se habrá de lidiar un par de encierros en la plaza de toros Palacio del Arte en Morelia, Michoacán.
Amplia fue su intervención en la fiesta brava de don Lugo Verduzco, siendo desde su juventud muy aficionado a la fiesta brava al igual que a su deporte favorito, el futbol, incluso llego a jugar en el equipo del América.
Fundó su ganadería en el rancho «San Joaquín» en 1973, iniciando con 98 vacas y tres sementales de donde Jesús Cabrera, siguiendo la misma línea al adquirir tres sementales de San Martín, uno de Javier Garfias y uno más de San Miguel de Mimiahuápam, conservando la sangre vía San Mateo de los Llaguno.
Su divisa en los colores azul y oro se debía a seguir los colores del alma mater de la UNAM, donde realizó sus estudios de abogado, posteriormente cursó una maestría en administración pública en el Instituto de Estudios Sociales de La Haya (Países Bajos) y una especialidad en la École nationale d’administration en Francia.
Como ganadero debutó, el 21 de septiembre de 1980 en la plaza de toros de Tijuana estando en el cartel Manolo Martínez, Antonio Lomelín, Rogelio Leduc y Miguel Espinosa «Armillita Chico». Esa tarde Lomelí cortó dos orejas y cuatro orejas y un rabo que cortó Rogelio Leduc, conquistando así su primer gran triunfo como ganadero.
El 20 de noviembre, en la plaza «Revolución» de Irapuato, Manolo Martínez le cortó el rabo al toro «Hortelano» y Antonio Lomelín le corta el rabo al toro «Tapabocas», siendo una de las tardes más memorables de la ganadería de Huichapan.
En 1981 se presentó en la Plaza México con una novillada que estoquearon Juan Carlos Contreras, Rafael Carmona y Antonio Urrutia, por cierto Urrutia fue uno de los matadores que fungían como tentados oficial en la ganadería de Huichapan, al igual que lo fuera Manolo Mejía, ambos distinguidos por ser magníficos tentadores y el propio ganadero Adolfo les tuvo mucha confianza, algo de lo que pudimos constatar al haber estado de invitado en un par de ocasiones en la ganadería viendo las faenas de campo, además de tener la dicha de haber convivido con tan fina persona como el licenciado.
El año de 1997 fue el de consagración como ganadero al haber lidiado en La Plaza México, estando en el cartel Rafael Ortega quien lidió al toro «Azafrán», toro que al final fue premiado como el mejor de la Temporada Grande 1996-1997, y el 21 de septiembre lidió una excelente novillada con la que triunfaron con fuerza Jerónimo, que cortó dos orejas a «Camborio», y Julián López «El Juli», que obtuvo igual dos orejas de «Magnífico».
El licenciado Adolfo Lugo Verduzco presidió la Asociación Nacional de Criadores de Toros en Lidia a mediados de los años noventa.
Muchos triunfos obtuvo como ganadero, incluyendo varios encierros lidiados en la plaza Arroyo donde estuvo siempre presente durante las temporadas de novilladas que ofrecían la familia de los Arroyo, llevándose varios trofeos por novillos con los que triunfaron varios novilleros que hoy en día son matadores de toros y otros ya retirados que torearon su ganado.
En la parte política fue militante del PRI durante su trayectoria política dentro del partido al ser dirigente nacional y gobernador del Estado de Hidalgo, donde antes y después de él han ocupado la gubernatura varios miembros de la misma familia: Bartolomé Vargas Lugo (su tío), Javier Rojo Gómez (su tío político), José Lugo Guerrero (su tío), Jorge Rojo Lugo (su primo) y Humberto Lugo Gil (su primo). Hoy se le recuerda en fecha de fallecimiento 21 de enero 2022.
En varias ocasiones tuvimos la dicha de platicar con el ganadero y siempre tuvo palabras sinceras y con gran aprecio sobre la fiesta brava, lo que pudimos constatar siempre de su amabilidad y buen conversador que fuera este gran personaje de la fiesta brava que hoy nos ha dejado, de quien guardaremos la admiración a su persona y a su gran educación que supo transmitirnos. Nuestras más sinceras condolencias. Descanse en paz.