Otra lamentable pérdida en el medio taurino. Alrededor de las 3:30 de la madrugada dejó de existir el matador de toros Raúl García a los 85 años luego de luchar por varios días de Covid en el IMSS de Tlatelolco de la Ciudad de México.

Raúl García Rivera nació el 12 de septiembre de 1936 en Monterrey, N. L.  Se presentó el 15 de junio de 1958 en el Toreo de Cuatro Caminos luego de destacar entre la novillería, quien se forjó inspirado en la personalidad de tu tío el matador de toros potosino Gregorio García, con aquella mentalidad basada en la ambición, la necesidad y por supuesto, en la vocación de ser torero.

Tomó la alternativa el 1 de febrero de 1959 en Morelia, Michoacán de manos Luis Procuna y como testigo Gabriel España, quien también la recibió, con el toro “Saladito” de Torrecilla.  Confirmó su doctorado el 16 de abril de 1961 en la Plaza México de manos de Fernando de los Reyes “El Callao” y de testigo Gabriel España con el toro “Juguete” de la ganadería de la Viuda de Miguel Franco.

De la mano de del empresario taurino Manolo Chopera fue a Madrid donde confirmó en Las Ventas el 26 de mayo de 1966 teniendo como padrino a Paco Camino y testigo Manuel Benítez “El Cordobés” con el toro “Camillero” de la ganadería de Francisco Galache.

Dentro de sus tardes apoteósicas está la del 3 de agosto de 1958, en El Toreo de Cuatro Caminos, donde como novillero le “tumbó” el rabo a “Marquesito” de La Laguna. Y en el gran coso de la Avenida de Los Insurgentes haber indultado a los toros “Comanche” de Santo Domingo la tarde del 31 de enero de 1965 en la octava corrida del serial mayor habiendo recibido los máximos trofeos simbólicos y, la de 19 de marzo de 1967, a “Guadalupano” de Las Huertas durante la décima primera corrida de la campaña mayor. 

Fue uno de los socios fundadores de la actual Asociación de Matadores de Toros y luego fue gerente de la Plaza Monumental Monterrey y apoderado de toreros como Mauricio Portillo y Uriel Moreno “El Zapata”.

 Torero de recia personalidad y valiente que se hizo a la vieja escuela, conocedor del medio taurino. Fue un hombre integro con una carismática personalidad que recordaba muy orgulloso de su época de torero.

Deja a su viuda, la señora Teresa Salas Lara, a sus hijos Raúl, Jorge, Ángeles y Esperanza y sus nietos: Keren, Max y Rodolfo.

Foto: Archivo

Bellos apuntes del pintor Pancho Flores