Uno de los muchos diestros que desde su etapa novilleril y después como matadores de toros hicieron albergar enormes esperanzas de que en ellos había un torero de renombre, por una y otra razones, sobre todo extra taurinas o por circunstancias anómalas que sucedían fuera de un coso taurino, no les permitieron consolidarse como lo que ellos en algún momento hubieran deseado, ser figuras del toreo, quedando todo en un intento fallido pero que si llegaron a demostrar que tenían “patas para gallo”.

Uno de esos espadas es, sin duda, es el estupendo torero y buen amigo, Miguel LaHoz, quien precisamente este lunes 12 de junio de 2017 está cumpliendo 23 años de haberse presentado como novillero en la Monumental Plaza México.

Pero ¿quién era este José Miguel LaHoz Amezcua?

Nació en la ciudad de Aguascalientes el 4 de octubre de 1972 y fue hasta que tuvo 18 años y cinco meses de edad que el 17 de marzo de 1991 hiciera su debut formal como novillero vestido de luces en el lienzo charro de Naucalpan, Estado de México.

Poco después de tres años, tras haberse placeado en varios ruedos del país, fue precisamente que el 12 de junio de 1994 hiciera su presentación novilleril en la Monumental Plaza México con el astado de nombre “Perlero” de la dehesa de Garfias y yendo en el cartel con Juan Pablo Llaguno y Juan Eduardo “El Niño de San Juan”, quien por cierto ese mismo día debutaba en el gran coso de la Avenida de los Insurgentes.

Habiendo hecho una destacada carrera como novillero, Miguel se hizo matador de toros con todos los honores al haberse le cedido el ejemplar “Buena Suerte” de la ganadería de Xajay en el coso “El Paseo” de la ciudad de San Luis Potosí, el 1 de enero de 1995, llevando como padrino a Curro Rivera y de testigo a quien siempre le apoyó en su carrera novilleril, Jorge Gutiérrez.

Y luego vino su confirmación de doctorado en la Monumental Plaza México el 13 de diciembre de 1995 siendo apadrinado precisamente por Jorge Gutiérrez y ante la presencia del valenciano Enrique Ponce, con el astado “Javierón” de la dehesa de Rodrigo Aguirre.

Un torero que lo era por gusto

Debido a esta efeméride relacionada con el debut como novillero de Miguel LaHoz en la Monumental Plaza México hace ya 23 años, recordamos una entrevista que le hiciéramos la mañana del miércoles 15 de diciembre de 1999 teniendo como escenario exactamente el gran coso de la colonia Noche Buena, en medio del impresionante silencio que produce el vacío de sus tendidos y a la vez lleno de recuerdos de las hazañas toreras en su historia, afirmándonos en ese sitio que él era torero por gusto.

Previo a su presentación en la Temporada Grande Internacional 1999-2000, justo cuando iba a protagonizar su séptima aparición en el embudo taurómaco más importante del Continente Americano el siguiente 19 de diciembre y con la tensión que produce torear en el gran escenario, nos dijo: “Siempre la pasa uno mal antes de las corridas, la tensión es muy grande, sobre todo por tener la responsabilidad de estar en una de las plazas más importantes del mundo y de que tienes mucho que perder pero también tienes mucho que ganar. Por eso estoy con mucha ilusión de poder triunfar de manera contundente para que el público y las empresas se den cuenta de que en México hay toreros de gran valía”.

En la misma charla, le hicimos mención a LaHoz que el nombre de la ganadería de Rodrigo Aguirre había estado muy ligado al paso que hasta entonces había sostenido en la Monumental Plaza México ya que con ese ganado confirmó su doctorado y también de esa divisa fue el hato con el que triunfó cortando una oreja en febrero de 1998 en el mismo coso de Insurgentes y a ello respondió: “Así fue, además tengo una gran amistad con Rodrigo, asisto con frecuencia a tentar en su ganadería. Creo que es una de las mejores de este país y esperamos que la corrida de este domingo salga como siempre ha salido de bueno su ganado, que por momentos hecha un par o tres toros de importancia para poder tener un triunfo resonante”.

Un torero frío o emotivo

Durante la misma conversación le recordamos a LaHoz lo que se dice en el ambiente taurino, que se torea como se es, surgiendo así la pregunta sobre si él era un torero frío o emotivo y así nos contestó: “En un principio, como novillero, era muy frío, muy apegado a la técnica del toreo, siempre pensando en hacer bien las cosas y conforme he ido madurando y evolucionando me he dado cuenta de que también hay que darle al público lo que le gusta, aunque uno no esté cien por ciento convencido de ello para abrirse camino. Ya habrá tiempo para torear como a uno le plazca. En estos momentos creo que he madurado en ese aspecto y he tenido un cambio positivo, conecto más rápido con la gente, siempre inclinado hacia la técnica, que es fundamental en esto pero sin con mucho más gusto y sentimiento, lo que tenía un poco olvidado”.

¿Se puede dormir, se puede soñar antes de torear en la Monumental Plaza México?

“Sí se puede dormir, a veces bien, otros días mal y sobre todo se sueña con el triunfo. Escuchar esos gritos de ¡torero! en esta plaza como novillero siempre me han llenado de ilusión y siempre he tenido el deseo de poderlo repetir como matador de toros para llenarme de gusto y satisfacciones personales en esta difícil profesión”.

Vaya entonces este recuerdo del estupendo torero aquicalidense Miguel LaHoz a 23 años de su debut como novillero en la Monumental Plaza México.