El reciente fin de semana, en el municipio de Tequisquiapan, Querétaro, concretamente en el rancho Paraíso Escondido, lugar donde está enclavada la prestigiada ganadería de Julián Hamdan, casa de la divisa en morado y azul rey, propiedad de don Julián Hamdan Cerda, se llevó a cabo una interesante tienta en la que el matador de toros en retiro aguascalentense Jorge Mora se dio el gusto de sentir la nobleza y bravura de esta casa ganadera, sobre todo, porque regresó el espada a la plaza de tienta de la dehesa tras haberla inaugurado hace poco más de 16 años. 

Así que la ocasión se prestó para hacer remembranzas taurinas de la ganadería y, principalmente, del diestro Mora, quien agradeció de verdad la oportunidad de hacer y disfrutar al máximo lo que le gusta y le llena de pasión, que es el torear, un estilo de vida que solo a este tipo de matadores les da por llenarse de placer y así alimentar el alma y el espíritu con su arte conjugado con la casta y buen embestir de las vacas probadas en esta ocasión. 

Se tentaron entonces cuatro becerras, de las cuales, la primera, como es costumbre en esta dehesa, fue tentada por su criador, Julián Hamdan. Luego vino con un par de vacas para el diestro Jorge Mora, quién vestido elegantemente de corto, dándole importancia y seriedad a la ocasión, le salió a ambas hembras por el placer y la emoción de sentir su tauromaquia a base de un quehacer bien desplegado en el ruedo, pleno de temple, reposo, cadencia y ritmo, todo impregnado con su enclasada calidad y demostrando que lo bien aprendido nunca se olvida. 

Durante la jornada campera, que gozó de buen clima, aunque con algo de viento, que no impidió el buen desempeño de ella, también tomaron parte los novilleros, el yucateco Jusef Hernández Medina y el celayense Enrique de Ayala. 

Así pues, la tienta terminó con buenas impresiones, por la bravura y calidad del ganado lidiado, por Jorge Mora, a quien se le vio complacido realizar su toreo artístico, con exposición y profundidad y, por la preparación que les sirvió de mucho a los chavales novilleros. 

Foto: Emilio Méndez