El reciente sábado, en una tarde agradable y de gran interés, se celebró un especial festival taurino bajo el nombre de “Toros, Campo, Amigos” en la dehesa de Espíritu Santo, donde su propietaria doña Paulina Gordoa y sus hijos Pablo y Álvaro Labastida, abrieron las puertas de dicha casa ganadera, ubicada en la Ex Hacienda de Santo Domingo y dentro de la localidad potosina de Santa María del Río, según lo informa nuestro colega y amigo Emilio Méndez.

Este festejo, sin duda, fue organizado con mucha afición y pasión, mismo en el que los valores y conceptos de don Pablo Labastida (q.e.p.d.) estuvieron presentes durante el evento que tuvo una muy buena entrada y cumpliendo con todas las medidas sanitarias que amerita la época tan difícil que se vive en la plaza de tienta “Gonzalo Saavedra” y en la que el inigualable temple del espada acalitense Juan Pablo Sánchez sobresalió de verdad.

El primer astado de la tarde, llamado “Arlequín”, apunta Emilio, le correspondió al guanajuatense Francisco Martínez, quien dejó algunos detalles de capa para iniciar su labor en este ejemplar que fue complicado e incierto. Puso banderillas con alegría el de San Miguel de Allende, quien se sufrió una fea voltereta al poner el tercer par, afortunadamente sin consecuencias. Ya con la muleta, con entrega y disposición estuvo Martínez con su complicado oponente obteniendo algunos muletazos de mucho mérito y en la que de nuevo se llevó un arropón. Con vergüenza torera culminó su actuación de estocada y descabello para ser aplaudido.

Siguió el turno de Juan Pablo Sánchez, con “Ojos Brujos”, saludando con capotazos de tanteo y una buena revolera. El toro mostró su calidad y bravura en el caballo. Ya con la muleta, Juan Pablo inició doblándose con inteligencia para llevar al cárdeno hasta los medios estructurando una faena que fue a más. Dos tandas por la derecha con ritmo y profundidad al que le siguieron templados naturales que calaron en el tendido. Temple, pero, sobre todo, empaque fueron la base de la faena que tuvo detalles muy toreros en los remates, culminando con una estocada en buen sitio para recibir dos merecidas orejas.

“Nazareno” fue el tercero de la tarde, al que saludó el poblano Jerónimo con un vistoso lance y al que le siguieron verónicas artísticas que fueron pinceladas con ese sello especial del sentimiento del torero, quien con la muleta a este ejemplar con clase le fue cuajando una faena en la que destapó el frasco de las esencias, dejando muletazos largos y con esa personalidad que lo caracteriza. Culminó la obra de arte con detalles muy toreros y una estocada en buen sitio para recibir una oreja de peso. Cabe mencionar que emotivo fue el brindis a la ganadera anfitriona doña Paulina y sus hijos por el esfuerzo y afición para organizar este festejo y a quienes asistieron.

Cerró el festejo, el ejemplar de nombre “Serranito”, señala Emilio, el cual le correspondió al mexiqueño Ignacio Garibay, quien lució de capa, muy a su estilo, con verónicas y un remate que emocionaron. El ejemplar empujó fuerte en el peto. Ya con la muleta, Garibay se enfrentó a un toro que no fue nada fácil, derrotando y siendo incierto. Aun así, a base de raza, pero, sobre todo, con oficio, Ignacio se impuso, estando por encima de su oponente y logrando muletazos de mucho mérito. Al final, estocada en buen sitio para pasear un apéndice.

 

FICHA

Plaza de tienta “Gonzalo Saavedra” de la ganadería de Espíritu Santo, ubicada en Santa María del Río, San Luis Potosí. Cuatro ejemplares de Espíritu Santo, siendo variados en su juego, destacando los lidiados en segundo y tercer lugares. Ignacio Garibay: Una oreja. Jerónimo: Dos orejas. Juan Pablo Sánchez: Dos orejas. Francisco Martínez: Palmas.