De finales de los años 60 a la actualidad, hemos visto y disfrutado de sus quehaceres en el ruedo, tanto con el capote como con las banderillas, nos referimos a subalternos figuras de la talla de Tomás Abaroa, Jesús Morales, Juan Vázquez, Alberto Preciado Meléndez, Leonardo Campos, David Cavazos “Vito”, Leopoldo “Polo” Meléndez, Alfredo Acosta, Francisco Acosta “Paquiro”, Pablo Miramontes -padre-, José Antonio Contreras “Chatito de Acámbaro”, Felipe Kingston, Eduardo Kingston, Jorge Kingston, Fernando Grajales, Fermín Quiroz, Sergio Losornio, Marco Antonio Montoya “El Mariachi”, Carmelo Sánchez, Adolfo Sánchez, Ángel Martín González, Raúl Bacelis, Fernando García Araujo, Christian Sánchez, Gustavo Campos, Alejandro Prado y Armando Ramírez “Bam-Bam”, entre otros tantos, que le han dado lustre a las filas de la peonería torera en su momento, pero, hay otro que, empezó muy bien y se colocó entre los mejores, sin embargo, las falsas vanidades y las malas compañías lo hundieron en el horrible submundo de las drogas.

Él es el aguascalentense Felipe Rangel, quien ya está debidamente recuperado tras haber realizado una “gran faena” al resabiado y malajoso toro de sus “demonios” y, una prueba de ello, es que ya reapareció apenas del reciente sábado 25 de marzo en la Feria de Texcoco y teniendo una sobresaliente actuación, con el ganado de Torrecilla, que lo hizo volver a respirar el oxígeno del buen camino.

FELIPE NOS CUENTA SU HISTORIA

“Recuerdo que la afición a los toros me viene porque mi padre, don Uvaldo Rangel Cuevas, amigo de la familia del matador Pedro Montes, me llevaba a los festejos taurinos y entonces lo que me llamó la atención fue la vestimenta de los toreros, al igual que la de los danzantes autóctonos afueras de las iglesias, por lo llamativo de ellas”.

Originario del barrio acalitense Miravalle, Felipe rememora cómo fue que entró al ambiente taurino.

“Tendría 11 o 12 años de edad cuando siendo amigo del nieto del monosabio al que se le conocía como el ‘Richard’, me invitó a enrolarme en el grupo de monosabios, debutando en el coso Monumental”.

Luego, por ser siempre hiperactivo -continuó Rangel- “fue en el cortijo ‘Fiesta Brava’ hoy ‘Sevilla’, donde se dirigió a mí el primer torero y ese fue Manolo Ayala, personaje importante y pilar en mi desarrollo humano y taurino”.

Entonces, probaste suerte como novillero de una manera nada fácil ¿es así?

“Así es. Resulta que un ganadero me mandó a los novenarios de Jalisco y Michoacán para torear astados de más de 600 kilos, pero de origen criollo y cebúes, lidié de todo y, creo, que en total habré toreado más de 120 toros en cuatro años”.

¿Debutaste formalmente con caballos?

“El 6 de mayo de 2005, en Cuquío, Jalisco, yendo en el cartel con Jorge Delijorge, Paco Vivanco y Miguel Ortas ‘Miguelete’ para lidiar un encierro de Progreso San Mateo, con cinco años de edad”.

¿En qué momento te diste cuenta de tu facilidad para poner banderillas?

“Antes de debutar con caballos, en una corrida de toros en Tecolotlán, Jalisco, me invitaron como aspirante a subalterno, estando en el cartel Alfredo Ríos ‘El Conde’, Juan Salvador y Mario Zulaica, con toros de La Punta. Logré poner un par que gustó, me sacaron al tercio y hasta me llamó la atención el matador Alfredo Ríos”.

Ya como novillero, nos apunta Felipe, el 6 de marzo de 2006 debutó en el coso “San Marcos” de Aguascalientes, en festejo de selección, con ganado de Cerro Viejo. Toreaban con él Alfredo Brand, Carlos y José Manuel Montes, Juan Carlos de los Reyes y Jaime de Lira Esparza. No tuvo suerte.

Más tarde, ese mismo año, lo invitaron a salir como sobresaliente en dos tardes, una con el rejoneador español Sergio Vegas, yendo a pie, Miguel Espinosa “Armillita Chico” y Eulalio López “Zotoluco”, pero no lo dejaron hacer nada, sin embargo, en la otra, saliendo con el rejoneador Gastón Santos y, a pie, Eloy Cavazos, Alejandro Amaya y Alfredo Gutiérrez, a un toro con 630 kilos, le hizo un quite por gaoneras, Y toreó un festival de feria como alumno de la Academia Taurina, dando vuelta al ruedo.

Después, al ver sus aptitudes taurinas, varios toreros como Manolo Ayala, Fermín Espinosa “Armillita”, Israel Téllez y Fabián Barba le recomendaron hacerse banderillero, por lo que ellos mismos le firmaron una carta para aligerar el trámite en la Unión Mexicana de Picadores y Banderilleros, pero en ella, le dijeron que tenía que cumplir con el proceso interno.

Fue entonces que, a una corrida en Saltillo, Coahuila, lo llevó Fermín Espinosa y ahí se lo recomendó al entonces secretario general de la agrupación, Luis Miguel González, quien accedió y lo autorizó como aspirante a los 22 años de edad.

Así, pasó un año y medio y, el 2 de octubre de 2010, en Salvatierra, Guanajuato, estando en el cartel Fernando Ochoa, el salmantino Pedro Gutiérrez Lorenzo “El Capea” e Hilda Tenorio, con ganado de Cerro Viejo, hizo su examen, siendo el toro de la prueba, el primero. Pasado el festejo, fue Fernando Grajales quien le dijo que ya estaba oficialmente dentro de las filas de la unión.

El primer matador con el que Felipe se colocó fue Fabián Rangel en las fiestas de Calaveras de ese 2010 y su presentación en la Monumental Plaza México fue el 4 enero de 2015 yendo en la cuadrilla de Víctor Mora.

Un total de seis años tuvo de actividad Rangel como socio de la unión, siendo, de momento, su última aparición, el 9 de mayo de 2016, en Pabellón de Arteaga, Aguascalientes, saliendo con el matador Fabián Ruiz -padre- en un festival taurino.

La droga y sus salvadores

Aunque ya en esta parte final ya estaba siendo presa de las drogas, Felipe nunca quedó mal en su agrupación, pero, por torear un festejo de un toro, con “El Fantasma”, sin cuadrillas, en Juanacatlán, Jalisco, la unión lo retiró y él se quitó del ambiente.

Durante 2018 fue que empezó a enderezar el camino y gracias a que nunca lo soltó su eterno amigo Manolo Ayala, quien siempre le tenía trabajo a pesar de andar mal, lo mismo que los señores del Cortijo “San Marcos”, don Rodolfo González y doña María Elena, quienes, sin conocerlo, le confiaron el manejo del cortijo, mismo lugar en el que en julio de 2022, auxiliando al novillero francés Oufar Jayab “El Azabache”, fue que, tras cinco años, volvió a poner un par de banderillas y ello le cayó de maravilla, tanto mental como moralmente, por lo que decidió echarle ganas, intentó volver a la unión, pero le negaron el regreso y, entonces, al saber que se estaba formando la Asociación Nacional de Picadores y Banderilleros, su actual secretario general, César Morales, le llamó y lo invitó para integrarse a ella.

Desgraciadamente, de momento, al no tener una buena situación económica, no tenía ni avíos ni ropa de torear, pues ya le habían ofrecido reaparecer en el serial novilleril de Arroyo y en la Feria de Texcoco.

SU REAPARICIÓN

Tras estos dos llamados, vino un tercero y definitivo para volver a la actividad el reciente sábado 25 de marzo en el coso “Silverio Pérez” de Texcoco. Felipe se movió por todas partes, consiguió lo que necesitaba y al final de cuentas salió en la cuadrilla del matador Alejandro Lima “Mojito”, siendo el toro de su reaparición bregando, el primero de Lima, “Zacatecano”, de Torrecilla.

Sobre sus impresiones al volver a torear de luces, Felipe Rangel nos dijo:

“Me sentí ansioso por lo importante del compromiso, pero, sabía que tenía que salir a disfrutar, compartir y aportar a la gente que me abrió las puertas”.

Ahora, Felipe se alista para torear los festivales de Semana Santa en el coso “San Marcos” de Aguascalientes el jueves 6 y viernes 7, siendo posible que regrese a Texcoco asistiendo nuevamente a “Mojito”.

REFLEXIONES

“Todo esto vivido han sido situaciones que alimentan el alma y lo regresan a uno a la realidad. Los últimos seremos los primeros”, reflexiona Felipe y añade, “sin duda, mi vida taurina, se la debo a mí novia, María de Lourdes Martínez Loera, quién durante ocho años de angustia, nunca se despegó de mí, siempre estuvo conmigo en los momentos más difíciles y gracias a ella estoy vivo y, es tanto nuestro amor, que el próximo mes diciembre nos casaremos”.

OBJETIVOS

Entre los objetivos de Felipe está el poder torear en España en la cuadrilla de un matador mexicano y, que, si es de Aguascalientes, que mejor, pero, se ve en la necesidad de mencionar a su amigo el matador de toros Antonio García “El Chihuahua” y, si fuera con él, lo haría encantado de la vida, “pues estuvo presente en una etapa muy crítica de mi existir, la de mi divorcio, por lo que me llevó a su casa para no pensar en el mal momento y, que, por ello, me viniera para abajo y, la verdad, me sirvió de mucho”, señaló el banderillero.

Por ello, otro de esos objetivos, de carácter personal y de vida, es que “deseo recuperar la valiosa comunicación y confianza con mis dos hijos, Valeria Berenice, de 17 años de edad y, José Ángel, de 11, lo mismo que con mi señora madre, doña Elvira Trujillo”, apuntó con sentimiento y emoción el renovado torero.

Finalmente, Felipe nos hizo saber que luego de estar en la calle, él tiene un proyecto de vida al que llama “De Construcción Taurina”, que se ubica en Primer Anillo y Libertad, en la ciudad de Aguascalientes. Se trata de un terreno donde se hace ejercicio y afina detalles para que sea una arena taurina para entrenar y, junto a ella, un salón de espejos como los que tienen las escuelas taurinas de España y así hacer la libre invitación a los toreros en general. ¡Enhorabuena y suerte torero!

Pie. Felipe Rangel acompañando en una vuelta al ruedo al matador Sebastián Ibelles en la actual Feria de Texcoco / Foto Rangel