Hace algunos meses me refería a la faena de Paco Ojeda trazada al toro Dédalo de Juan Pedro Domecq en la Maestranza de Sevilla, hace más de 30 años y ahora con gran alegría comunico que una sensación parecida nos deja en la retina la gran faena de Diego Urdiales al gran toro Gaiterito de Alcurrucén, el 25 de agosto de 2018 en Bilbao.
La faena con el transcurrir del tiempo, seguramente se recordará como un hito en la historia conseguido por quién desde que inició (en un quite por bellas verónicas en el primer toro, de El Juli) dio la impresión de venir dispuesto a no dejar pasar la oportunidad que le abrió la empresa en un cartel estelar, luego de tener por diferentes motivos solamente dos festejos en su haber, en este año.
La feria de la Semana Grande, he de comentar que fue creciendo en momentos estelares, pues pudimos disfrutar de una buena faena de Álvaro Lorenzo con un Victorino Martín el 19 de agosto; el lunes 20 igual a Luis David Adame, obtener un trofeo de un buen toro de Torrestrella; luego vino la despedida de Bilbao de Juan José Padilla el 22 de agosto con un trofeo a la espuerta de Garcigrande y el cierre a todo vapor de Roca Rey, quién por una faena vibrante a un toro de Victoriano del Río recibió dos trofeos y salió en hombros de los entusiasmados aficionados y el cierre con la de Miura, el 26 con cornada para Juan Leal con un valor a toda prueba, pero con un trofeo en la espuerta; como también lo logró Octavio Chacón y no se me olvida el 18 de agosto un trofeo para la rejoneadora francesa, Lea Vicens con un toro de Ángel Sánchez.
La cantidad de trofeos, la atribuyen muchos aficionados duros locales a que el cambio de conceptos ha disminuido aquel histórico apetito por toros correosos y de trapío impresionante en favor de ganaderías con el concepto de nobleza y claridad por delante.
Los toros en Bilbao vienen según sabemos desde 1681 hasta nuestros días y como ya relatamos pocos toreros mexicanos han toreado en estos lares. Pecata minuta, lo importante fue lo que vivimos en el coso situado en la calle de Martín Agüero número uno que como ya comenté fue tío abuelo de Curro Rivera.
La apoteosis del 25 de agosto llegó en el sexto de la tarde Gaiterito dónde la conjunción en muleta entre toro y torero, fue asombrosa; vimos torear a Diego como pocas veces se ve torear con la bamba o panza de la muleta, templando las embestidas nobles y codiciosas con manejo de ritmo, modo y cadencia, impresionantes; la plaza era un volcán que paladeó el trazo, ligando Urdiales las series con gran plasticidad y ejecutadas en los medios, para embelesarnos.
Vino un pinchazo en todo lo alto y una muy buena estocada para que el público le exigiera al presidente Matías González, los dos trofeos mandatorios para poder salir en hombros en Bilbao, no titubeó y cómo el día anterior Roca Rey; Urdiales se fue en volandas, un trofeo más obtuvo de su primero.
Seguramente le servirá de aire fresco a quién con la oportunidad de la empresa y el lote de Alcurrucén, encontró un respiro en su carrera que necesitaba oxígeno, lo consiguió con gran mérito y ahora esperemos rinda fruto una actuación tan rotunda en una plaza tan emblemática en España.
Un detalle inolvidable será que al salir en hombros ante el recién inaugurado busto de Iván Fandiño en su salida de la Puerta Grande lo acercaron los que le cargaban y le dio un beso fraternal a la figura de su compañero y amigo, como él soñador de gloria.
Reitero, la fecha del 25 de agosto de 2018, para los que la vivimos y aquellos que por diferentes medios la disfrutaron, será imborrable, se lo merece el concepto del toreo tan puro que practica Diego, quién como el Ave Fénix resucitó de sus cenizas en Bilbao; vamos a ver hasta donde le sirve el vuelo para el futuro próximo, por lo pronto, para Madrid se sabe ya está contemplado y ese ingrediente, más la comparencia de Talavante (entre otros toreros) le darán gran atractivo a la Feria de Otoño, la cual se antoja será muy interesante y si no al tiempo que es sabio, dejamos la respuesta.