Amigos de la Fiesta Brava, mucho gusto en saludarlos. Algo malo está pasando en el ambiente taurino nacional y no viene por el lado de los anti taurinos, al contrario, se han dado sobre todo desde el pasado martes 12 de diciembre a la fecha hechos lamentables, al interior de nuestra maltrecha fiesta, que han ensuciado con estiércol su historia.

Todavía con un agudo malestar recuerdo como amparados en una Corrida Guadalupana benéfica, los toreros mexicanos permitieron que un espada español nacido en Galapagar, que tenía casi dos años sin ponerse el terno de luces, impusiera sus absurdas condiciones para que en la Monumental Plaza México se alterara el orden de antigüedad, además de atentar contra la libertad de prensa.

Luego, el domingo siguiente, el 17 de diciembre, en la plaza Monumental de Mérida, Yucatán, sucedió algo parecido al echar por delante al mexicano Fermín Spínola cuando más antiguo era su alternante, el francés Sebastián Castella.

Después, a nivel ganadero en la Monumental Plaza México, en dos domingos consecutivos, el 28 de enero y el 4 de febrero, además del lunes 5, se han dado tres petardos con los impresentables encierros de Fernando de la Mora y el de de los Herederos de Teófilo Gómez, así como el infumable hato de Jaral de Peñas, que a su favor tuvo la buena presencia del ganado.

Pero donde ya de plano se acabó de “regar el tepache” fue en la reciente corrida de toros celebrada en la plaza de toros más antigua en el mundo, como escenario taurino, la “Rodolfo Gaona” de Cañadas de Obregón, Jalisco, y es que por medio de un comunicado emitido por la empresa “Espectáculos Castellón” se hizo saber que el reciente viernes 2 de febrero actuaron el rejoneador Emiliano Gamero y, a pie, Gerardo Adame pero una hora antes del festejo se presentó el caballista, vio el encierro de Santo Toribio y decidió salirse del cartel argumentando que los astados estaban muy grandes.

Sin embargo, a la hora de partir plaza decidió actuar pero echando por delante a Gerardo Adame cuando debió haber sido al revés y además al segundo de sus toros, Gamero ordenó que se le picara indebidamente, siendo el picador de nombre Álvaro Carrillo quien se prestara para ello no sabemos por qué. Esto provocó evidentemente malestar en el público al considerar que la actitud del rejoneador fue de una total falta de respeto.

Y el comunicado de “Espectáculos Castellón” termina diciendo a la letra: “Con esto, Gamero, falta a su ética profesional y, sobre todo, a la Fiesta Brava en México, pues hoy en día existen empresas y ganaderos que apuestan por la seriedad de sus corridas”. ¡Qué está pasando! ¿Dónde están las autoridades y las agrupaciones taurinas? Es peligroso de verdad pensar en que nuestra mancillada Fiesta de los Toros se hunda en un peligroso agujero de libertinaje, de ahí que a quienes todavía tienen respeto por ella les recuerde que “cuando la inteligencia humana y la irracional belleza animal se conjugan en la arena ¡surge el toreo! Arte y bravura en escena”.