Puruándiro, Mich. Tradicional corrida navideña en tierras michoacanas.
Plaza de toros LA SALUD registró un lleno.
La ganadería de LA ANTIGUA envió un lote precioso de seis toros bajos, gordos y bien hechos. La corrida tuvo nobleza en su mayoría. Destacaron tercero, cuarto y quinto. Sobresaliente el sexto, de vuelta al ruedo.
SALVADOR SANTOYO, aspirante capitalino, abrió plaza con actitud ante un novillo con nobleza, dejando ver su disposición en todo momento en su arranque como próximo novillero.
JOSÉ MAURICIO es un torero en el punto exacto de la madurez. Con su primero de la tarde, de nombre Regalo, lo intentó con firmeza, ante unas embestidas medidas. A pesar del esfuerzo y muletazos de buena factura, se fue en blanco por sus numerosos pinchazos y descabellos.
Con el cuarto de la tarde, de nombre Bienvenido, dibujó sentidos lances y chicuelinas. En el tercer tercio compuso una faena completa, combinando momentos de toreo vertical y asentado, con fases variadas y alegres, perdiendo las orejas por un deficiente manejo de la espada.
JORGE SOTELO, torero michoacano, con Villancico, segundo de la tarde, que derrochó nobleza, se abrió de capa con determinación. Se gustó en momentos solventes por ambos lados, dejando una estocada al primer intento y cortando la primera oreja de la tarde.
El quinto en el orden fue Navideño, Sotelo demostró oficio y recursos con el percal. Jorge estuvo entregado y valiente con la
muleta. Sufrió una voltereta de la cual salió ileso, y conectó con fuerza en los tendidos, tras emplearse a fondo y sin dejarse nada con un astado codicioso. Tras un pinchazo en lo alto, dejó una estocada que le permitió cortar su segunda oreja de la tarde.
DIEGO SILVETI, atraviesa por un etapa dulce y serena, con Paisano (tercero de la tarde), comenzó lidiando con el capote, y rematando con media verónica; luego con la muleta, instrumentó derechazos, naturales, redondos y pases de pecho con profundidad y temple, a un toro que tuvo calidad; luego de una media estocada en buen sitio, cortó una oreja de peso.
Abrochó la tarde Nochebuena, que tocó en turno al diestro guanajuatense de dinastía. Cuidó mucho las embestidas, pues tenía la fuerza justa el toro que cerró plaza. La faena fue creciendo gracias al pulso y el ritmo de Diego y el fondo de bravura del toro. Tandas largas y hondas por ambos lados, con la mano muy baja que hicieron crujir la plaza. Molinetes, cambios de mano y trincherillas con sello y pureza que conquistaron a los aficionados. Puso punto y final con bernadinas ajustadas sin espada y un estoconazo recibiendo en todo lo alto para cortar dos orejas de mucha valía con fuerte petición de rabo. Contundente tarde de tres orejas de Diego, que dejó huella y escuchó gritos de “torero, torero” y Nochebuena recibió una merecida vuelta al ruedo.
Al final, Jorge y Diego salieron en hombros ante el clamor del público.

Foto e información: Prensa Silveti