Se informa que hace nueve meses el matador de toros de dinastía Alberto Huerta fue sometido a una larga, delicada y muy riesgosa operación de columna vertebral, específicamente en las vértebras lumbares espinosas L5 Y L4, con abombamientos posterolateral derechos en las L3, L4, L4, L5 y L5-S1. 

Apuntan que el reciente viernes viajó a la Ciudad de México después de haber sentido un dolor fortísimo en la cintura y la nula movilidad de la pierna izquierda tras llevar varios meses de terapias de rehabilitación, medicamentos, tratamientos y ejercicios canalizados específicamente a la cintura y pierna vino esta recaída que el mismo matador nos comenta: 

“Al salir del quirófano hace nueve meses me dedique religiosamente a tomar todas y cada una de las instrucciones, tratamientos, medicinas y cuidados que se me indicaron. De hecho, ya llevaba meses que volví a agarrar el capote y la muleta y, entrenar por las mañanas y tardes. 

Entre el covid y la operación he tratado de recuperar flexibilidad y fortaleza en mis piernas, brazos y muñecas pues ya estaba preparándose un número de corridas y despedirme definitivamente de los ruedos y conmigo cerrar una dinastía de toreros mexicanos que comenzó por los años 60 por parte de mi tío, gran figura del toreo, Joselito Huerta, seguido por mi padre Víctor, ambos que en paz descansen, luego Rigoberto huerta primo mío, quien también falleció, después, a la par mía, también toreó Víctor mi hermano y poco después Omar, hijo de mi tío José, siendo yo de todos los primos el único que se hizo matador de toros y confirmando la alternativa en la Monumental Plaza México. 

Cabe señalar que ya me habían empezado a invitar a ganaderías para tentar algunas becerras chicas y el ir de nuevo sintiendo en el ruedo y con las becerras, la primera operación me impidió participar en el certamen ‘México Busca un Torero’, siendo tomado en cuenta y estando anunciado en ‘La Florecita’ y posteriormente en León. Esto me frustró emplearme a fondo para despedirme de torero, pero cómo dicen platícale tus planes a dios. Ahora salí de una segunda intervención por parte del doctor Sergio Anaya Vallejo, quien calificó la operación como un éxito. Se quitaron y reemplazaron dos tornillos en la vértebra L-4. Se quitó la ‘caja’ que presentaba una ruptura algo que tiene un mínimo porcentaje de que suceda pues sin cajas con la más alta y resistente tecnología, pero se rompió. Se niveló una barra la que sostiene los 3 tornillos del lado derecho, se cambió un tipo amortiguador de la barra izquierda y esto lo único que hace es demorar un poco mi despedida, tomar tiempo para de nuevo fortalecerme física, moral, sentimental y espiritualmente. 

Nací torero, he vivido y entregado mi vida al toro y moriré siendo ejemplo para mi hija Triana de lucha, perseverancia y disciplina, pero, sobre todo, que los sueños se cumplen y los ciclos se cierran. 

Tiempo al tiempo, ‘se perdió una batalla, pero no la guerra’ y a levantarse y comenzar hasta volver algún día a vestir con dignidad el traje de luces”, concluye Alberto Huerta. 

Foto: Huerta