En este año, Dios Mediante el 10 de diciembre próximo, se cumplirán 25 años de la
alternativa que recibió José Tomás en La México de manos de Jorge Gutiérrez y con el
testimonio de Manolo Mejía, con los toros de la ganadería de Xajay momento en el que
dejó las filas novilleriles, para convertirse en matador de toros y desde aquel (ahora lejano)
día, mucho se discute lo que representa su tauromaquia.
Después de la gravísima cornada de Navegante en Aguascalientes en la que corrió grave
peligro su vida después del 25 de abril de 2010, sus actuaciones han sido esporádicas pero
casi todas rotundas, cada una fue un acontecimiento en expectación y luego en el desarrollo
de la corrida.
En su libro Mi Dialogo con Navegante, escribe: “Unos días después de despertar de la
cornada de Aguascalientes empecé a recibir la visita de Navegante, el toro que me la dio.
Al principio, la verdad, no me hizo mucha gracia. Pero con el paso de las semanas olvidé el
rencor, agarré confianza con él, empezamos a conversar y nos llegamos a hacer colegas; al
fin y al cabo, me di cuenta de que aquella cornada, más allá, de enemistarnos, nos había
unido para siempre”
Ahora que se anuncian las tardes de mayo y septiembre en las que va a actuar éste año;
primero con Pablo Hermoso y luego con Lea Vicens ambos en Nimes en Francia, ha
provocado el movimiento de aficionados de todo el mundo, que a su conjuro se preparan
para acudir a su encuentro. Por ello el cache del torero es astronómico.
Su estadística en La México acumula diez actuaciones, la más reciente la de 2017 en
beneficio de los damnificados del temblor, fue la décima casualmente una más que la de un
torero de su misma cuerda, Manuel Rodríguez, Manolete quién toreó en el coso de
Insurgentes 9, además de 8 en El Toreo de la Condesa, hoy El Palacio de Hierro, Durango
para sumar 17 el inmortal cordobés, en la Ciudad de México.
El 4 de noviembre de 2007, José dejó el imborrable recuerdo lances de recibo a un toro
de Barralva al caminar de un tercio al otro del ruedo, ejecutando en su tránsito una decena
de verónicas lentas, tersas, acompañando en todo momento la embestida del toro que
remató con una media, una rebolera y soltando una punta del capote, dejando embelesados
a los presentes, que vivimos uno de los momentos más bellos de la historia de capote en La
México.
La faena más rotunda en su historia capitalina fue la del 12 de diciembre de 2017
a Brigadista de Jaral de Peñas, el día de la Guadalupana y si bien no hubo los máximos
trofeos por la suerte suprema, a muchos nos dejó la impresión de ser hasta hoy la más plena
del torero de Galapagar, en nuestro coso máximo.
La discusión inútil de si para ser torero de época es necesario campañas largas, me parece
fútil, pues cuando cada que aparece en la puerta de cuadrillas el público que acude,
demuestra lo que le significa y luego él generalmente corresponde con unas formas de
torear, que alcanzan por momentos cotas de perfección, en terreno de alto riesgo.
Así pues llegarán las fechas comprometidas en el aniversario de plata de su alternativa y lo
veremos en la búsqueda del sentido de su vida que constituye su fuerza primaria que lo
impulsa a torear; con la quietud, entrega y cercanía que le conocemos; encarando el
compromiso con la gallardía y seriedad que acostumbra. Y entonces demostrará en unas
cuantas tardes, quién es el que parte el bacalao desde hace ya muchos años en el toreo y
todos querrán ser testigos.
En mi modo de entender el toreo, eso constituye ser figura y José lo es de época, no me
cabe ninguna duda y aquellos que sí la tengan, pues que lo refuten y esgriman sus
argumentos.